El historiador y coordinador de extensión cultural de la Universidad de los Andes, Raúl La Torre, señaló que “es común que las fiestas religiosas en Chile tengan un origen poco documentado, pero lo que hace especial al Cuasimodo es cómo el pueblo ha sabido mantenerlo vivo, vistiéndolo con los colores de lo cotidiano, de lo contemporáneo”.
Esta fiestas se celebra cada domingo siguiente a la Pascua de Resurrección de acuerdo a las tradiciones del campo chileno, que es considerada una de las expresiones más auténticas de religiosidad popular del país.
El académico resaltó que “con raíces coloniales y múltiples teorías sobre su origen, esta fiesta no solo resiste el paso del tiempo, sino que se reinventa constantemente en manos de sus propias comunidades.
“Más que una fiesta, Cuasimodo es una cabalgata de fe. Surge como respuesta a una exigencia del Concilio de Trento: comulgar al menos una vez al año, idealmente en Pascua”, sostuvo.
La Torre relató que el domingo siguiente a Semana Santa, conocido litúrgicamente como Domingo de Quasimodo, se destinó para llevar la comunión a los enfermos, en especial en zonas rurales, donde los caminos eran inseguros.
“En sus inicios, el sacerdote salía escoltado por jinetes para proteger el Cuerpo de Cristo de los bandidos”, afirmó el facultativo.
La historia del Cuasimodo
El historiador y coordinador de extensión cultural de la Universidad de los Andes, agregó que “lo que comenzó como una misión, con carruajes y palios escoltando al sacerdote, se transformó con los años en una expresión comunitaria de alegría y cumplimiento religioso.
“El Cuasimodo simboliza la unión entre campo y ciudad, pasado y presente, lo que fuimos y lo que seguimos siendo. Aquí no se trata de una fe penitente, sino de una fe de promesa y cumplimiento, de acción de gracias y servicio”, señaló La Torre.
Aunque muchos sitúan su origen en Renca hacia 1700, existen registros que apuntan incluso a finales del siglo XVI, en tiempos de inseguridad y fervor religioso.
“No se puede encerrar el Cuasimodo en un solo molde: aunque el día es el mismo, cada localidad lo vive distinto. No es una fiesta de un lugar, sino de una zona, de un pueblo que sigue cabalgando con fe”, indicó el académico de la Universidad de los Andes, Raúl La Torre .