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Demócratas y Amarillos: mucha presencia y muy pocos votos

Ambos partidos, que no suman alcaldías, están en riesgo por proyecto “antidíscolos” y su escaso apoyo electoral.

Las opiniones de dirigentes y parlamentarios de Amarillos por Chile y Demócratas aparecen con frecuencia en los medios y son protagonistas de la política nacional, pero en la elección municipal y regional los resultados en las urnas fueron bajísimos, lo que lleva a preguntarse sobre la real trascendencia de estos partidos.

Ambos partidos sumaron 1.165 candidatos inscritos para los cuatro cargos en discusión. Había postulantes para alcalde en 56 comunas, pero no obtuvieron ninguna, y aunque los dirigentes tras los comicios señalaban que se los esperaban, Ximena Rincón, presidenta de Demócratas había dicho antes que esperaban obtener “entre ocho y 10 alcaldías”. Concejales ganaron 70, de 973 candidatos.

A nivel regional, los dos partidos acumularon apenas seis consejeros y ningún postulante a gobernador fue elegido o quedó para la segunda vuelta del 24 de noviembre.

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El conglomerado sacó 1.099.843 preferencias a nivel nacional, es decir, 2,09% de los casi 52,5 millones de votos, aunque desde las tiendas destacan que fue un 7% si se consideran sólo las zonas donde efectivamente compitieron. Lo positivo es que superaron las cifras de otros grupos nuevos y pequeños: el Partido de la Gente y el Social Cristiano (aunque uno de los suyos, Héctor Muñoz, fue electo alcalde de Concepción).

A pesar de la derrota, Rincón escribió en X tras la elección que “hoy hemos visto una clara voluntad de cambio de los chilenos”, aunque lo que celebraba eran los buenos resultados de la oposición.

La senadora celebró el triunfo de Catalina San Martín en Las Condes como propio, lo mismo que el único diputado de Amarillos, Andrés Jouannet, quien también hizo propia la victoria de Claudio Arriagada en La Granja y Claudio Astete en Villarrica. Los tres recibieron apoyo de estas colectividades, pero participaron como independientes.  “San Martín era la candidata que llevamos en Santiago, en una de las comunas fuertes”, aseguró la senadora, mientras que Jouannet recordó en TVN que “en el Pueblito de Los Dominicos hicimos una conferencia con San Martín. No llegó nadie”.

El senador Matías Walker, vicepresidente de Demócratas y también exDC, acotó que “fue la primera vez que Demócratas y Amarillos se miden electoralmente y estamos orgullosos de comenzar a construir una opción de centro moderna, lejos de los extremos”.

El presidente de Amarillos, Isidro Solís, manifestó su respuesta a las críticas que se hace a estos partidos de centro por sus apariciones en medios. Lo hizo como… panelista de un programa de radio Cooperativa. Allí expresó que “el aporte que nosotros hacemos es la calidad de nuestra opinión”.

“Nosotros tenemos una capacidad de hacer planteamientos y, por lo tanto, de estar en los medios. Todavía no somos una fuerza electoral, eso es cierto, pero la verdad no se establece finalmente por mayorías o minorías y, por lo tanto, la calidad del mensaje también juega un rol”, declaró.

Para el cientista político Marco Moreno, decano de la Escuela de Gobierno de la U. Central, el fenómeno de Amarillos y Demócratas tiene, al menos, un matiz curioso. “Los resultados de las últimas elecciones muestran una tendencia a la moderación y, en ese sentido, estos partidos que buscan el centro político no son identificados por los electores como aquellos que representen adecuadamente esa demanda, ese llamado a la moderación, por tanto, no sorprende la baja votación”.

Las futuras votaciones y el peligro de la ley

Todos los parlamentarios demócratas o amarillos fueron elegidos como militantes o con el apoyo de otros partidos. Cuatro llegaron desde la Democracia Cristiana, uno de Renovación Nacional, otro arribó con los radicales y el último, por el Partido de la Gente, pero que después de la elección dejó Demócratas. Se trata de Yovana Ahumada, diputada por Antofagasta, que finalmente recalará en el Partido Social Cristiano.

Este cambio continuo es uno de los puntos que el proyecto de ley de reforma al sistema político busca dejar atrás, incluso con la idea de castigar con la pérdida del cargo a quienes dejen los partidos con los que llegan al Parlamento. Ese plan tiene otro artículo que establece un mínimo de resultado nacional para que un conglomerado pueda tener representación parlamentaria. Ahí, Demócratas y Amarillos corren peligro.

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“Más de 450 mil chilenos confiaron en los candidatos del Centro Democrático. Independientemente de los resultados, podemos identificar claramente una semilla que está germinando para que siga creciendo. El 4,4% en la votación de concejales nos indica la importancia de Demócratas y Amarillos”, declaró Ximena Rincón, presidenta de Demócratas y senadora que llegó como DC al Congreso, la semana pasada, ya pensando en las elecciones que se ven en el horizonte.

Respecto del futuro de estas colectividades, Marco Moreno, cientista político de la UCEN, asegura que “ellos van a seguir esperando o van a resistir hasta las elecciones parlamentarias. Mientras no haya un cambio de las reglas electorales o de modificación del sistema político, probablemente partidos como estos sigan sobreviviendo. Recordemos que el umbral para constituir un partido político en Chile es bajo y por lo tanto, mientras esa norma no se cambie, vamos a seguir teniendo esta fragmentación de la cual forman parte los partidos Demócrata y Amarillos”.

Más cercana es la segunda vuelta de los gobernadores, el 24 de noviembre, donde en dos regiones hubo candidatos de estos partidos. En Coquimbo sumaron casi el 11% y en Bío Bío, una sola postulante, 13%, cifras que seguramente intentarán llevarse a su rincón los candidatos.

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