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Con hormigas en la cara y amarrados a sillas: grave denuncia contra hogar de ancianos en Quillota

Dos extrabajadoras denunciaron ante la PDI, episodios de maltratos en el recinto.

El hogar de ancianos Kentucky de Quillota está bajo el escrutinio público y de autoridades, luego de que dos extrabajadoras denunciaran las malas condiciones en las que permanecen los adultos mayores en ese recinto. Con videos y fotos en mano, acusaron a una cuidadora de malos tratos.

El reportaje emitido por Canal 13, muestra cómo una adulta mayor tenía su cara invadida de hormigas. “Después tocó mudar y en ese momento me di cuenta que la abuelita estaba con hormigas. Fue horrible. Yo creo que estuvo bastante tiempo porque cuando la limpié, quedaron marcas”, dijo la extrabajadora.

“Me tocó muchas veces ver cómo ella maltrataba, golpeaba o les prohibía comer porque según ella estaban en sobrepeso o por restricción médica”, agregó.

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Amarrado a silla de ruedas

Otra exfuncionaria del lugar, donde sólo estuvo dos semanas, también habló con el citado medio, al que confesó que una mujer amarraba a los ancianos para moverlos en sillas de ruedas.

“Ella lo amarraba desde el estómago con sábanas, con tiras, lo empujaba, como lo hacía con otro adulto que lo encerraba en las piezas”, comentó.

En un audio exhibido se escucha a una de las cuidadoras diciéndole a uno de los ancianos: “Conmigo no vengas con atrevimientos, te lo he dicho miles de veces”, mientras se escuchaban sonidos de golpes.

El Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) fiscalizó el hogar luego de la presentación de la denuncia de las dos extrabajadoras en la PDI, lo que dio inicio a un sumario en contra de la trabajadora que habría sido la responsable de los malos tratos.

En tanto, la administradora del hogar, se defendió y sostuvo que “hay hormigas en el verano. Muchas hormigas. La cuidadora de ese tiempo, quizás, al darle alimentación, porque es una señora que está dependiente severa, no se le hizo bien el aseo, quedaron restos y las hormigas treparon”.

En cuanto a las amarras en la silla de ruedas, precisó que “la contención no era, quizás, la adecuada. Se usaron con él, pero él en un momento que las rompía... no había forma de mantenerlo quieto”.

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