A menudo descritos como ‘estrellas fugaces’, los cometas han fascinado a las personas desde el inicio de los tiempos. Uno de los más emblemáticos es el Cometa Halley, observado desde el 240 a.C. y nombrado así por Edmond Halley, quien predijo su regreso cada 76 años. Otro cometa notable es el Hale-Bopp, descubierto en 1995 y que en 1997 impactó a todos durante su paso por la Tierra al ser visible a simple vista durante 18 meses, pero que no volverá a pasar cerca del planeta hasta el año 4385.
Estos objetos celeste han logrado maravillar a los aficionados e intrigar a la comunidad científica, impulsando grandes investigaciones sobre el sistema solar. De hecho, recientemente se ha hablado bastante del Cometa Diablo, que está pasando durante estos días por nuestra órbita y que es visible con la ayuda de telescopios o instrumentos ad hoc en algunos sectores del mundo.
¿Qué es un cometa?
Muchas veces decimos su nombre, pero no comprendemos realmente de lo que estamos hablando. Y es que los cometas son cuerpos celestes que se componen principalmente de hielo, rocas y gases que orbitan el Sol siguiendo trayectorias elípticas.
El origen de los cometas se encuentra en dos regiones distantes del sistema solar: la Nube de Oort y el Cinturón de Kuiper. Se caracterizan por sus colas luminosas que pueden verse cuando pasan cerca del Sol y que pueden extenderse hasta 150 millones de kilómetros.
Así, a medida que un cometa se acerca al Sol, su núcleo helado se calienta y libera gases y polvo, un fenómeno conocido como sublimación, creando una atmósfera brillante y a menudo una cola que apunta lejos del Sol debido a la presión de la radiación solar y del viento solar.
Eso sí, es importante aclarar que los cometas no emiten luz propia, sino que se hacen visibles gracias a la luz solar que reflejan. Hablamos de un proceso endotérmico que libera vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y otros compuestos químicos que pueden ser visibles desde la Tierra cuando los cometas cruzan su órbita.
De esta forma, la NASA clasifica a los cometas en dos categorías principales basadas en la duración de sus órbitas. Los cometas de período corto, como el famoso Cometa Diablo completan su órbita en menos de 200 años y son recurrentes en nuestras vidas. Por otro lado, los cometas de período largo, que provienen de la distante Nube de Oort, pueden tardar millones de años en completar una órbita alrededor del Sol.
¿En qué nos afecta el cometa Diablo?
Este cuerpo celeste ha estado presente en nuestros cielos desde hace ya un par de semanas, y alcanzará su perihelio (su punto más cercano al Sol) este domingo 21 de abril. Aquello podrá ser visto en países como México, Estados Unidos y Canadá, además de los canales oficiales de la NASA.
Este cometa, oficialmente conocido como 12P/Pons-Brooks, fue nombrado así por las formaciones en su cola que recordaban a dos pequeños cuernos y es conocido por retornar a nuestro sistema solar cada 71 años, por lo que la siguiente vez que lo veamos será en 2095.
Es probable que la NASA y la ESA aprovechen la ocasión para investigar más sobre las condiciones primitivas del sistema solar, ya que se considera que los cometas podrían ser muestras casi intactas de la materia que existía cuando se formó el sistema solar hace aproximadamente 4.600 millones de años, por lo que son muy importantes para la ciencia para acercarse al origen de la vida.