“¡Me estoy quemando!”: La verdadera historia detrás de la misión Apolo 1, los primeros mártires de la NASA

El trágico final del Apolo 1 y sus tres tripulantes hoy sirve como un recordatorio sombrío de los riesgos de la exploración espacial.

Desde tiempos inmemorables el ser humano ha tenido curiosidad por todo lo que pasa a su alrededor. Y más aún cuando se trata de lo que vemos en el cielo.

Fue esta motivación la que llevó a la NASA a desarrollar sus primeras misiones y por fin entender qué había más allá de nuestro planeta.

Y ya para la década de los 60′, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio se embarcó en el histórico programa Apolo, destinado desde un principio a conquistar la Luna.

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Casi una década más tarde, Apolo 11 logró alunizar y la humanidad pisó por primera vez nuestro satélite natural. No obstante, la primera fue la misión Apolo 1, que no tuvo el mismo destino.

El trágico destino de la primera misión lunar

Programada originalmente para despegar hace exactos 57 años, el 21 de febrero de 1967, la misión enfrentó un destino fatal antes de alcanzar su fecha de lanzamiento.

El fatídico momento ocurrió unos días antes, durante una prueba de prelanzamiento el 27 de enero de 1967.

Y es que un incendio devastador se desató en el módulo de comando de la nave, cobrando la vida de los astronautas Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee.

Habían sospechas, pero se omitieron

Inicialmente esta misión llevaba el nombre de Apolo 204, y ya había sido objetada por la tripulación debido a que su cabina contenía materiales altamente inflamables. En realidad, no había que ser un genio para darse cuenta.

Y si bien no fueron escuchados por agentes de la NASA, los astronautas abordaron igual a la nave en la Plataforma 34 de Cabo Cañaveral.

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¿El problema? Apenas entraron a la cabina, los 3 cosmonautas comenzaron a sentir un olor peculiar desde los tanques de oxígeno, similar al aroma de un “suero de leche agria”, y también a evidenciar problemas de comunicación.

Llevaban 20 minutos abordo y la simulación se detuvo para ver de dónde salía ese olor, pero no hubo una respuesta concluyente y el prelanzamiento se reanudó.

El fatal desenlace de los tres astronautas

Para las 06:30:54 de ese fatídico día algo raro pasaba en la cabina. Se logró escuchar “¡Tenemos un incendio en la cabina!”, por parte de White, y 6 segundos después se oyó otra persona gritar: “¡Hay un fuego terrible!”.

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“¡Me estoy quemando, sáquennos de aquí!”, fue lo último que los radio controladores escucharon de parte de los astronautas, tras fatídicos 27 segundos en los que nadie pudo reaccionar y el fuego se apoderó de la nave.

Y eso no fue todo. Al lograr entrar al módulo lunar, los rescatistas se toparon con las luces prendidas y tres cuerpos pegajosos escondidos detrás del humo.

Tanto era el daño, que era imposible moverlos debido a que sus trajes se habían derretido y el nailon hizo estragos en sus cuerpos.

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Posteriormente, las autopsias revelaron que Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee tardaron unos segundos en morir por inhalación de monóxido de carbono, que se desató apenas sus trajes comenzaron a quemarse, y que todas sus quemaduras fueron post mortem.

Con todo, el trágico final del Apolo 1 hoy sirve como un recordatorio sombrío de los riesgos de la exploración espacial.

El sacrificio de Grissom, White y Chaffee aún es recordado, incluso con una placa conmemorativa en la mismísima Luna, pero la NASA nunca supo qué detonó el fatal incendio abordo del Apolo 1.

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