La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, dio cuenta de varios cambios en la denominada “canasta básica”, con la que es medida la inflación. Y su debut será el próximo jueves 8 de febrero, cuando sea informada la inflación del actual mes.
La “canasta básica” es el conjunto de alimentos, bebidas y productos que satisfacen los requerimientos y reflejan los hábitos de consumo de una población de referencia.
Desde 2009, y bajo los lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, el INE realiza este proceso de adecuación cada cinco años.
Entre las principales características de la nueva canasta del IPC, está la disminución en el número de productos, que pasa de 303 a 283, una tendencia ya observable en actualizaciones anteriores, pues de los 368 productos de 2009, en 2013 bajó a 321, y en 2018 a 303.
“Con ello se busca privilegiar la eficiencia operativa, evitando una sobre especificación al nivel de producto… (El cambio) es para disponer de un indicador de precios representativo del comportamiento de consumo de los hogares de Chile en la actualidad”, indicó el INE por medio de un comunicado.
El organismo estatal también explicó que “la representatividad de la canasta del IPC se logra mediante una selección de productos (bienes y servicios) que caracterizan los patrones de consumo de los hogares, información que es recopilada principalmente por medio de la IX Encuesta de Presupuestos Familiares, realizada por el INE entre el 1 de octubre de 2021 y el 30 de septiembre de 2022″.
Entre los productos con mayor ponderación en la nueva canasta 2023 destacan arriendo, alimentos adquiridos en restaurantes, cafés y similares, automóviles nuevos, gasolina, pan, suministro de electricidad y carne de vacuno.
Y entre los productos nuevos que se integran a la canasta destacan las carnes apanadas, bebidas vegetales, aspiradoras, suplementos alimenticios y nutricionales, y muebles para jardín y exteriores, entre otros.
Por otra parte, entre los productos eliminados por las tendencias del mercado se incluyen los servicios de telefonía fija, impresoras, cámara fotográfica y servicio de fotocopiado, entre otros.
ANÁLISIS ACADÉMICO
Juan Eberhard, investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello sede Viña del Mar, explicó que “esta actualización del INE es algo muy estándar, que se realiza en todo el mundo, pues obviamente a través del tiempo hay algunos productos que pasan a ser menos demandados o bien quedan obsoletos, mientras que otros son más demandados”.
“Da cuenta de los cambios en los gustos de los chilenos y de cómo hay cosas que ya no consumimos y otras que sí son de importancia. Pero se busca que la canasta antigua y la canasta nueva queden de alguna forma conectadas, para no perder información”.
Y José Uribe, académico de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián, precisó que “junto con la larga encuesta hecha por el INE para preguntarle a la gente en qué está gastando, para hacer el cambio también son considerados criterios propios de esa institución y el contexto económico… Y la baja en la cantidad de productos es porque así es más fácil identificar lo que se quiere medir. Si hay muchos, puede que se abarque mucho y se apriete poco”.
Respecto de algunos productos que llamaron la atención por salir de la canasta del IPC, José Uribe puntualizó que “uno podría preguntarse por qué salió el teléfono fijo, y eso es muy sencillo: antes quizá habían diez millones de líneas, y hoy no debe quedar ni un millón. Y a lo mejor ni siquiera todas ellas están activas… Los lentes de sol y la plancha salieron pese a que se gasta en ellos, pero esos gastos ocurre con suerte una vez al año, y a lo mejor en más tiempo”.
LA VOZ DEL INE
El subdirector técnico del INE, Leonardo González, detalló que “es relevante generar procesos de actualización de la canasta de bienes y consumos, porque hay que reflejar los distintos patrones de consumo de la población, dado que hay productos que toman relevancia y otros que dejan de ser tan relevantes”.
Y añadió que “en 2010 asumimos el compromiso de actualizar la canasta por lo menos cada cinco años, para tener un patrón de consumo reflejado de la mejor forma posible. No cambia la fórmula de cálculo del IPC, cambian las ponderaciones”.
Sobre los productos que salieron, el subdirector técnico del INE explicó que “no es que dejemos de consumirlos, sino que dejan de cumplir los criterios para incluirlos… Y no solo es relevante que un sea gasto importante, sino que además debe estar presente en los distintos quintiles de la población. Respecto a arriendo, la principal fuente de insumo del IPC es la Encuesta de Presupuestos Familiares. Y ahí notamos que el porcentaje de hogares que arriendan aumentó de un 25% a un 30% en la última versión”.
Leonardo González contó que “otra cosa interesante es que hay una reducción importante del gasto en educación, que disminuyó en casi 2,5 puntos porcentuales. Esto tiene que ver con el período de medición, que calza con el inicio de la aplicación de la gratuidad en la educación superior”.