La base de la economía de la Isla de Pascua estaba ligada directa o indirectamente al turismo, sin embargo, con el cierre de sus fronteras por la pandemia, hace ya dos años, tiene al sector detenido, sin la posibilidad de mover su economía con los cerca de 150 mil turistas que llegaban al año.
En Rapa Nui habitan casi ocho mil personas y cerca de un 58% de la población está sin empleo, según datos de la municipalidad. “Estamos prisioneros de una realidad incierta. El enfoque de Rapa Nui es que estamos prisioneros de la libertad”, aseguró el alcalde Pedro Edmunds.
“Más que Rapa Nui buscando a los turistas, lo que Rapa Nui necesita es su libertad para poder viajar, para poder recibir a sus familiares y poder hacer una vida como todo el mundo, de forma libre”, agregó.
Se proyectaba que a partir de febrero de 2022 se reabriría la isla para el turismo, sin embargo, el avance del COVID-19 por la variante Ómicron cambió los planes.
Sumado a esto, la escasez de vuelos, que solo contemplan el abastecimiento del lugar y el traslado al continente en situaciones impostergables, profundizó la situación inflacionaria que afecta al país, pero que producto de la distancia se ahonda en la Isla de Pascua. Sin embargo la situación es límite: el precio del pan supera los 3 mil pesos, mientras que el kilo de tomates ya bordea los 6 mil.
“Una lechuga me salió 7.500, los huevos 12 mil pesos una bandeja, el pan está a 3.500 el kilo. Entonces, está todo muy inflado”, sostiene Reina Vaiteka, habitante de la isla y dueña de la compañía productora de agua embotellada Vainativa.
“No hay turismo, yo tenía 100 clientes en la isla que me compraban agua embotellada, y hoy en día con suerte me compra uno, y de repente, porque hay tan poca gente”, sigue la emprendedora.
Desde el Consejo Regional de Valparaíso se anunció la extensión del programa ProEmpleo en Isla de Pascua hasta junio de 2022, manteniendo un presupuesto de más de 800 millones y está orientado a más de 750 personas ligadas al turismo.