El 7 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud (DMS) con motivo del aniversario de la fundación de la OMS en 1948. Cada año, se selecciona un tema para destacar un área prioritaria de preocupación de salud pública en el mundo.
Uno de los puntos a destacar, es la prevención del ACV, que implica una serie de medidas, donde el uso de anticonceptivos también puede ser relevante en ciertos casos, especialmente para las mujeres. La prevención implica controlar los factores de riesgo conocidos y tomar decisiones informadas sobre el uso de anticonceptivos, teniendo en cuenta los riesgos individuales y las necesidades de cada persona.
Un accidente cerebrovascular ocurre cuando se detiene o bloquea el flujo de sangre hacia el cerebro, causando en algunos casos la muerte de las células cerebrales (isquémicas); o en su defecto, cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, generando sangrado en la cabeza (hemorrágico).
Los riesgos
Según investigaciones, el riesgo de ACV entre las mujeres que utilizan anticonceptivos orales aumenta de forma exponencial a partir de 3,4 por 100.000 mujeres de 15 a 19 años a 64,4 por 100.000 mujeres de 45 a 49 años.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, que es la agencia de salud pública de Estados Unidos; estima que 1 de cada 5 mujeres americanas entre 55 y 75 años sufrirá un ACV en su vida.
“En cuanto al uso de anticonceptivos, es importante tener en cuenta que algunos métodos anticonceptivos pueden aumentar ligeramente el riesgo de coágulos sanguíneos, lo que a su vez podría incrementar el riesgo de sufrir un ACV. Es fundamental hablar con un profesional de la salud especialista en ginecología y realizar un estudio para elegir el método anticonceptivo más adecuado según tu historial médico y factores de riesgo individuales como coagulación, hormonales, genéticos, inmunes y también sociales que finalmente contribuyen a este aumento”, explica Felipe Covarrubias, director clínico de TrainFES, empresa que está basada en una metodología continua y una tecnología que permite acelerar el proceso de rehabilitación de personas.
La prevención primaria implica controlar y manejar los factores de riesgo conocidos, como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo. Mantener un estilo de vida saludable y recibir tratamiento médico adecuado para estas condiciones puede reducir significativamente el riesgo de ACV.
“Cuando se produce un ACV, el cerebro deja de recibir nutrientes y oxígeno. Aunque esto se produzca por pocos segundos, es suficiente para generar consecuencias en quien lo sufre. Por esta razón es considerada una urgencia tiempo-dependiente a nivel médico, es decir, mientras antes se reciba atención médica, mejor será el pronóstico del paciente” comenta el Director Clínico de TrainFES Center, que actualmente ya está funcionando en el mercado estadounidense.
Tratamientos a las secuelas de un ACV y sus avances con electroestimulación
Existen diferentes tratamientos para un ACV, dependiendo de lo que se busca tratar de manera específica. Por ejemplo, en el caso de la pérdida de la capacidad para tragar, al complementar la terapia fonoaudiológica tradicional con electroestimulación funcional para tratar ese tipo de problemas para deglutir y disfagia. Se ha comprobado que la terapia logra mayor respuesta y reduce los tiempos de rehabilitación. Su avanzado sistema de electroestimulación funcional provoca con pequeños pulsos eléctricos que los músculos paralizados generen movimientos funcionales de manera coordinada y sincronizada.
“La evidencia generada por TrainFES dio cuenta de los avances en cuanto a su nivel funcional, entre su primera sesión de entrenamiento y el segundo mes de terapia. Se evaluó la capacidad de mantenerse en sedente (sentado), bípedo (que se sostiene sobre los dos pies) o caminando”, nos relata Covarrubias.
Por otro lado, de acuerdo a las investigaciones de TrainFES, este sistema también es adecuado para tratar la recuperación motora debido a la pérdida de movimientos funcionales. Una debilidad motora afecta procesos como la marcha, ducharse, alimentarse y distintas actividades de la vida diaria.
Más antecedentes del fenómeno
Según explica el cardiólogo de Clínica Las Condes, Dr. Andrés Ibarra, “los anticonceptivos favorecen la formación de trombos venosos y arteriales por su efecto sobre la coagulación y pueden alterar los niveles del colesterol y triglicéridos. Ahora bien, el riesgo vascular ha disminuido mucho, ya que los anticonceptivos actuales contienen menos dosis de estrógenos, son más similares a los propios y tenemos alternativas sin esta hormona”, explica el especialista.
La formación de estos coágulos, por ejemplo, en las venas de las piernas, pueden desplazarse por el torrente sanguíneo y provocar un tromboembolismo pulmonar.
Un estudio de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, publicado en British Medical Journal (BMJ), realizó un seguimiento a 9,4 millones de mujeres de entre 15 y 49 años. El análisis arrojó que las mujeres usuarias de algún método anticonceptivo con hormonas tienen mayor riesgo de sufrir trombosis respecto a las que no usaban. En este estudio danés, fue 8 veces mayor con los parches transdérmicos, 6,5 veces mayor con los anillos vaginales y 3 veces mayor con las pastillas.