“Vi una oportunidad, y decidí aprovecharla”, cuenta Claudio Iturra al recordar los inicios de su incursión como rostro televisivo ligado a los viajes. Fue con programas como Cultura Salvaje, Cultura Sagrada, Cultura Milenaria y Cultura Indómita que comenzó a hacerse conocido, para luego consolidarse con Maravillas del Mundo.
De profesión periodista, llegó a la tele como alumno en práctica en la productora Kike 21. Ahí estuvo tras cámara en el Morandé con Compañía y La Ley de la Selva. En este último trabajó cuatro años, llegando hasta asistente de dirección.
Fue en el término de este programa de Mega y la ausencia de espacios para la familia en la pantalla, que decidió dar el salto y producir un espacio “para que lo viera el papá, la mamá y sus hijos sin problemas”, comenta. Y decidió que fuera de viajes, “porque me gusta viajar”, explica a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
24 cuotas
Fue así como el año 2008 “fui a Canal 13 y les propuse un programa de viajes y familiar. Me pidieron un piloto y sin pensarlo dos veces tomé un avión a África. Fui a Kenia y Tanzania. Todo muy artesanal. Con una cámara comprada en una multitienda en 24 cuotas. Partí como parten todos los grandes emprendimientos, por lo menos de la gente común y corriente, con muy pocos recursos y con muchas ganas. Le pedí a un amigo camarógrafo que fuera conmigo y que me cobraba barato, porque tenía dinero para su pasaje, arrendar un auto y para casi nada más”, recuerda Iturra.
El piloto fue muy bien recibido y aceptado. Tenía un enfoque diferente y eso se plasmaba en cámara: un chileno viajando con lo justo, como muchos lo hacen, y documentando todo lo que les ocurría en los trayectos, cuando tenían que dormir en bombas de servicio, en el auto y también mostrando los atractivos turísticos.
“Descubrimos, creo yo, lo digo con mucha humildad, un nuevo formato. Uno cercano. Eso me dice la gente cuando se me acerca. Nos propusimos precisamente eso, hacer un programa familiar, educativo, cultural y cercano. Entonces, grabamos el viaje como saliera y le dimos, gracias a Dios, en el clavo. Y a la gente le gustó, a nosotros nos gustó y al canal le gustó. Tanto que ya hemos grabado sólo para Canal 13 en más de 70 u 80 países”, dice orgulloso Iturra.
Puerta tras puerta
Tras esos primeros programas pagados con todos los ahorros que tenía Claudio, vino el nuevo paso: comercializar el espacio. Lograr los auspicios que permitieran ir por una nueva temporada y que el proyecto se consolidara. Una etapa difícil, en la cual fallan muchos emprendedores que, a pesar de tener ideas innovadoras y buenos productos, no logran el impulso monetario.
“Albert Einstein decía: ‘Si no lo puedo dibujar, no lo puedo entender’. El consejo que yo le daría a cualquier emprendedor es bajar la idea a un papel. Hacer una presentación. Tener claro qué es y cuál es tu principal valor, en qué se diferencia del resto, cuál es el valor de tu marca, cuál es el ADN de tu marca. Y con eso claro, ir a golpear puertas. Insistir, el buscar auspiciadores, capitales, es parte del trabajo, y uno muy importante y desgastador”, destaca.
Además, Iturra agrega una característica que, para él, es trascendental al momento de emprender: la perseverancia. “Debes tener muy claro que golpearás puertas y no se te abrirán, se te cerrarán otras y hasta que te caerás en el camino, pero debes seguir buscando otras puertas que golpear, levantarte si te caes y si amas lo que haces, seguir adelante, adelante, adelante. Al emprender trabajas por tu propio sueño, eso es impagable”, asegura.
Sin techo
Ante los avances de Maravillas del Mundo, tuvo que formar una empresa para negociar los contratos con auspiciadores. “Ahí tuve mi primera oficina”, recuerda. Así nació Masai Media. Luego, fundó Masai Travel, para decirle a la gente: ¡viaja conmigo!, viaja a los mismos lugares que voy. Después, con Masai Campers, arrienda autos especialmente acondicionados para la aventura y ahora se viene una idea de un bazar desde donde van a importar “artículos con sentido, con un algo que los haga únicos como, por ejemplo, objetos bendecidos por el Dalái Lama”, explica.
“El emprendedor debe saber avanzar, siempre. Recuerda que estás trabajando por tus sueños. Yo hago la diferencia entre una pyme y un emprendedor por lo siguiente. Esto es una opinión: si tú miras tu negocio como una pequeña empresa, tiene un techo porque es una pequeña empresa, pero si tú miras tu negocio como un emprendedor, no tienes techo, tienes el cielo arriba. Todo para conquistar, para avanzar, para diversificar”, recalca.
- ¿Cómo vas pensando en nuevos negocios?
- Me doy el tiempo para tener lo que los griegos le llamaban el ocio productivo, que en mi caso es subir una montaña por cuatro días. El consejo que podría dar es que para emprender necesitas dos tiempos, uno para ejecutar, que es cuando uno está en Santiago trabajando, trabajando, trabajando, trabajando, trabajando y otro tiempo para elaborar tu estrategia. Y eso lo tienes que hacer afuera del bosque, apartado de tu emprendimiento.
- Ya han pasado 13 años desde ese viaje a África, ¿cómo calificas el camino recorrido?
- Creo que fue un camino difícil y un camino que costó mucho. Y fue una montaña muy empinada, con harta avalancha y con costos muy grandes. Y que hoy día la miro y me siento súper orgulloso y súper orgulloso porque fue una montaña difícil de subir. Veo esos primeros capítulos, y me sorprendo de mi audacia. Veo cómo hoy hacemos viajar a más de 5 mil personas a través de Masai Travel, cómo creamos comunidad con ellos y como planeamos nuevos viajes como a la Carretera Austral, las Torres del Paine, la India, Turquía y a lugares que conozco donde sé que se llenarán con la misma energía que yo al ver un atardecer en Tanzania, y me recargo de ganas. Y ahí me digo, bien por hecho, bien por crecer, pero sin perder lo que eres.