Suena contradictorio y hasta absurdo, pero siempre es mejor separarse cuando hay amor, que cuando es tan tarde, que el odio es el único lazo entre ambos.
El primer camino nos asegura una desvinculación desde el respeto, la empatía y la comprensión, mientras que la segunda vertiente lo hace todo más traumático, porque si algo hay que aprender, es que no existen las rupturas sin dolor.
Pretender decir adiós sin removernos por dentro y que nuestra vida no cambie, es solo una falacia. Así como pretender que el amor es suficiente, pues aunque exista este ingrediente, una relación necesita además de química, proyecto de vida juntos, compatibilidad, comunicación, pasión...
Sabemos que alejarte de alguien a quien sigues amando va contra nuestra naturaleza sentimental, en especial cuando ya se tiene tantos años compartiendo juntos. Pero la rutina y el estar juntos solo por deber, no es suficiente, tal como nos enseñaron Andrea Legarreta y Erik Rubín recientemente.
Merecemos estar en una relación donde nos sintamos motivados, emocionados y seamos felices, más allá de andar por la vida en piloto automático. Es difícil conciliarnos con la idea de no volver a compartir tus días junto con esa persona, pero también dejar pasar tu vida de largo.
De hecho, no es mentira aquello de que amar también es dejar ir, porque quien realmente te valora siempre va a querer lo mejor para ti, aunque eso implique no estar juntos.
El odio, en cambio, además de ser muy tóxico para ambos, toca todo a su paso y lo que hay que tener especial cuidado es si hay hijos de por medio, como es el caso de Shakira y Piqué.
Nos lleva a condicionar nuestra vida a dañar al otro y evitar ser dañados, lo que se convierte en una espiral que hay que evitar a toda costa, reconociendo las señales de que la relación no funciona a tiempo.
Los expertos afirman que, cuando se toma esta decisión y todavía hay amor, es importante evitar ser amigos al inicio, dejar de idealizarlo, perdonarse y perdonarle, así como tener la madurez para aceptar que el amor se transforma y nosotros cambiamos.
