Shakira finalizó un romance de casi 12 años con Piqué y aunque duela, a la larga terminará siendo lo mejor porque han dado muestras de que no estaban bien.
Y no solo por la evidente relación del exfutbolista con Clara Chía Martí, a solo pocos días de haber oficializado el fin de la relación con la cantante, sino por otras revelaciones que han ido surgiendo.
Por ejemplo, el video viral en el que el español le pedía que no saludara efusivamente a sus fans o aspectos como los celos de él mismo si le tocaba grabar a Shakira un videoclip con otro hombre, revelan que se encontraban en una relación tóxica.
La misma intérprete lo contó en su más reciente tema, Monotonía. “Estaba corriendo por alguien que por mí ni siquiera estaba caminando”, dejando ver que la reciprocidad entre los dos estaba extinta hace tiempo.
Pero muchas veces en medio de la costumbre, la presión social, la nostalgia, la unión familiar, los hijos y el amor vamos aceptando actitudes que no nos merecemos y no tomamos la decisión de poner un alto hasta que es demasiado tarde.
Pese a esto, el fin, cuando llega, se siente como un oxígeno puro y solo es en ese momento cuando podemos mirar hacia atrás y darnos cuenta de las veces que dejamos nuestro amor propio de lado para complacer a alguien más.
Ahora Shakira está atravesando un proceso de sanación, de recuperación y de crecimiento, demostrándonos que no todos los finales son malos sino que muchas veces cuando llegan, pueden ser un regalo de la vida para anteponernos ante aquello que nos hace daño y recobrar la relación con nosotras mismas.
Por eso, no debemos resistirnos a los cambios y muchos menos en el ámbito amoroso, porque hay amores que cumplen ciclos en nuestras vidas y hay que dejar ir, pese a los recuerdos.