Luego de haber sumado uno de los cuatro puntos necesarios para pensar seriamente en llegar al repechaje, el técnico de la Selección, Ricardo Gareca, manifiesta su interés por encabezar el siguiente ciclo mundialista, idea que recibió un inmediato portazo de Pablo Milad en el pospartido del empate contra Ecuador.
Con un proceso que parece caduco, pero que debería ser completado por las complicaciones que implica sacarlo a falta de cuatro fechas, los errores cometidos por el argentino son evidentes.
1. Desarraigo
Luego de haber llegado por clamor popular tras dos exitosos ciclos mundialistas con Perú, Gareca desembarcó en Chile, sin terminar de instalarse nunca. Constantes viajes a Argentina para estar con la familia, pocas apariciones por los estadios para ver las competencias locales y mayor distancia con el entorno que sus antecesores hicieron que todo el crédito inicial desapareciera rápidamente, tan pronto comenzó su desempeño oficial, en la Copa América de Estados Unidos, primero, y en las Eliminatorias, después.
2. Método
Luego de un estreno auspicioso en amistosos, cuando la “Roja” de Gareca empezó a jugar por los puntos denotó carencia de estructura e identidad. Pese a ese arranque alentador, cuando pareció que encontraba al equipo, pronto esa sensación se desvaneció y demoró en reencontrar una oncena que jugara adecuadamente para su inflexible sistema 3-5-2. Más encima, desde Juan Pinto Durán no tardaron en empezar a salir versiones respecto del anticuado sistema de entrenamiento del DT, así como la sensación de que se trabajaba poco y mal.
3. Rendimiento y resultados
Eduardo Berizzo nunca tuvo mayor simpatía del medio. Distancia con los medios le costó verse aislado y sin apoyo, más cuando desde antes de su arribo el nombre de Ricardo Gareca era el que más gustaba a la galería. Sin embargo, el “Toto”, quien jamás tuvo el apoyo real de la directiva de Pablo Milad, parecía encaminar bien la renovación de la “Roja”: con un par de “dorados” para ayudar a la maduración de los nuevos en el seleccionado, el equipo mostraba una identidad clara. Defendía bien y atacaba coordinadamente. Pero no la embocaba. Esa falta de gol terminó con el cordobés renunciando a causa del ambiente beligerante a su gestión. Se fue dejando la valla invicta en casa y con cinco puntos sobre 15 posibles, luego de un empate en casa ante Paraguay sin goles. Al llegar el “Tigre”, arrancó las Eliminatorias sin sumar en los primeros cuatro juegos, pero más encima con un cuadro que no sólo no se generaba ocasiones sin convertir, como con Berizzo, sino que ya no mostraba ninguna fisonomía mayor de juego. Así, promedia menos del 20 por ciento de rendimiento en partidos oficiales.
4. Cambios tardíos
Uno de los mayores reproches que se le puede hacer a Gareca es su escasa capacidad de adaptar el equipo a lo que los partidos le han ido pidiendo. Contra Ecuador, por ejemplo, tardó largos minutos en el segundo tiempo en modificar piezas en el mediocampo, cuando era evidente que la intensidad del juego había dejado sin combustible a su línea de volantes. Luego, ante la necesidad de ganar, tampoco fue muy rápido para buscar alternativas para penetrar al sólido cuadro ecuatoriano. El partido fue un reflejo de lo que ha sido la tendencia con el técnico, quien no sólo cambia poco, sino que incluso prefiere apostar a una misma oncena siempre, sin lectura de lo que sucede en el desarrollo del compromiso.
5. Falta de gol
Un problema que se arrastra desde antes de la eliminatoria para Rusia se termina de enfatizar con Gareca. Curioso, siendo que el técnico fue delantero como jugador. En algún momento, Chile encontró en Ben Brereton una solución parcial y temporal a esa falta de conversión, pero el “Tigre” ha optado por prescindir de los servicios de uno de los atacantes que compite a mayor nivel actualmente. Luego, con la nacionalización de Fernando Zampedri, se suponía que iba a darle más oportunidades al goleador histórico de la Universidad Católica, pero sólo le dio media hora entre los dos últimos partidos eliminatorios, insuficientes para que entre en el circuito de juego.
6. Elección de jugadores
Si bien Diego Valdés se ha convertido en el símbolo de los seleccionados con mayor protagonismo que no han rendido a la altura, son varios de los más requeridos por Gareca los que no han dado el tono. Y, peor aún, han andado mucho más bajo que el apuntado Valdés, quien ha terminado pagando buena parte de los platos rotos, sin importar lo que haga. Darío Osorio y Víctor Dávila, por ejemplo, han estado lejos de replicar el rendimiento en sus clubes con la camiseta roja en el pasado reciente. Algo parecido, pero en menor escala, ocurre con Paulo Díaz o Guillermo Maripán. Por contrapartida, uno de los grandes descubrimientos de este proceso, Lucas Cepeda, fue una casualidad, porque ingresó debido a una lesión de última hora del propio Valdés. De ese hecho fortuito terminó convertido en el estandarte de la nueva generación. A eso se suman bajas clave, como la de Alexis Sánchez, quien no ha jugado ninguno de los nueve partidos eliminatorios en la era del “Tigre”.
7. Soberbia
Luego de la derrota en Asunción y del empate en casa contra Ecuador, Gareca sólo asumió una autocrítica muy menor, apuntando más bien a que no tomó a la Selección desde el principio de las Eliminatorias, endilgándole a sus antecesores la herencia de la falta de finiquito, sin asumir que si bien se ha mejorado en la forma de juego, aún está lejos de sacar a Chile del fondo de la tabla.