Acá alguien está mintiendo. La larga teleserie de la renovación de Joaquín Larrivey terminó con el peor final posible para los hinchas de Universidad de Chile: el delantero argentino no seguirá en el club.
El capítulo decisivo de esta eterna negociación, que era el gran tema antes de que los “azules” entraran a pelear por no descender, ha estado marcado por las versiones encontradas. Por eso, cae de cajón que alguna de las partes está faltando a la verdad.
Por el lado de Azul Azul, cuentan que se le hicieron tres propuestas de continuidad al atacante, la primera en septiembre, y que no aceptó ninguna. De acuerdo a lo que explican desde la concesionaria, el jugador de 37 años pidió un aumento de sueldo líquido de casi un 50 por ciento, muy por encima del 15% que trascendió.
En el Centro Deportivo Azul advierten que se hicieron todos los esfuerzos para llegar a buen puerto. “Le buscamos la vuelta, según nuestro presupuesto 2022, por todos lados, y no hubo caso”, se defienden, aclarando que el gerente deportivo Luis Roggiero nunca tuvo un encontrón con el futbolista y que las conversaciones siempre fueron con su representante, Sergio Irigoitía.
Desde el bando del “Bati”, la versión es opuesta. El propio jugador aclara que las cifras millonarias que supuestamente habría pedido no son tales.
Así lo hizo ver con un posteo en Instagram, donde adjuntó un artículo publicado ayer en El Mercurio, que hablaba de un salario de un millón de dólares al año que lo dejaría entre los dos mejores pagados del fútbol chileno, agregándole la palabra “falso”. El transandino entregará detalles de las fallidas tratativas hoy, en un programa de televisión.
Más allá de quién tenga la razón, lo único cierto es que la “U” se queda sin su goleador de las recientes dos temporadas. No solamente sus 43 tantos avalaban su permanencia, sino también su regularidad, pues apenas faltó a un partido en los últimos dos torneos nacionales.
Ahora, con poco dinero en el bolsillo, la controladora “laica” tendrá que salir a buscar un reemplazante, y los goles cuestan caro. No vaya a ser que, además, “Larri” termine en uno de los archirrivales...