No sólo quitas la atención mental del camino, sino que además lo agravas todo usando las redes sociales y las distintas aplicaciones que integran el teléfono celular. El resultado a menudo es un accidente con diversos grados de consecuencia, las más comunes son fatales.
Pero los australianos no quieren saber más de estadísticas nefastas y en vez de preocuparse, se ocuparon del problema. Así el pasado 29 de noviembre, Transport for NSW (organismo de infraestructuras y carreteras de Nueva Gales del Sur), anunció a la inauguración de un nuevo sistema de radares basados en inteligencia artificial capaces de detectar a los conductores que usan el teléfono celular mientras conducen en todo tipo de situaciones.
Por ahora la mayor gracia de este cuento es que la ubicación de estos radares, fijos y móviles, es ultra secreta, y como no son fijos pueden ser colocados en cualquier parte y en cualquier momento.
En su debut, el sistema operó con 45 cámaras de detección de teléfonos móviles equipadas con flash infrarrojo, tecnología que funciona tanto de día como de noche y en todas las condiciones climáticas, utilizando cámaras de alta definición para capturar imágenes de la fila delantera del habitáculo de todos los vehículos.
Es tan precisa esta tecnología que puede operar con precisión a velocidades de hasta 300 km/h.
Y aunque ya están en funcionamiento, no comenzarán a emitir multas hasta pasados tres meses, por ahora sólo advertencias. Pero durante las pruebas, las cámaras detectaron más de 100.000 conductores manipulando sus teléfonos al volante sólo en el área metropolitana de Sydney.