Un grupo de estudiantes de la universidad de Eindhoven, en Holanda, dio un paso más en busca de un auto amigable con el medioambiente. Ahora, la propuesta estudiantil no va por el lado del consumo, sino que con el armado del auto.
Esto porque el equipo TU/ecomotive logró construir el primer modelo biodegradable. Se llama Lina y su nombre no es al azar, ya que usa materiales de lino en gran parte de su estructura, especialmente chasis, carrocería e interior.
El equipo combinó resinas con plásticos biodegradables fabricados a partir de la planta de lino, logrando una relación peso-resistencia similar a la fibra de vidrio. A ello se suma un núcleo de plástico obtenido de la remolacha azucarera.
Lina es un modelo de cuatro plazas tipo hatchback de 3,5 metros de largo, pesa 310 kilos sin contar las baterías y está equipado con dos motores eléctricos que envían fuerza al eje delantero y tres baterías modulares de iones de litio para llegar a una potencia de 7,5 kW y 137 Nm de torque.
Con este sistema, Lina es capaz de llegar a una velocidad entre 80 y 85 km/h, ideal para ciudad. Además, consume unos 51,2 Wh/km, lo que, según la universidad, es cuatro veces mejor que el resto de los eléctricos del mercado.
La búsqueda de un auto biodegradable no es nueva y en Inglaterra se logró crear, hace unos diez años, un modelo de Fórmula Uno de esta forma en la universidad de Warwick, lo que, sin embargo, se quedó en la experimentación. Hasta ahora.