Una lluvia de autos cae por las calles de Nueva York, una persecución sobre el hielo en Rusia y una carrera con coches antiguos en el Malecón de La Habana marcan algunas de las escenas más potentes que entrega “Rápidos y Furiosos 8”. Pero toda está pirotecnia visual solo quedaría en eso si la cinta, que se estrena mañana en los cines nacionales, no tuviera un elemento rector que le dé un cuerpo argumental que sustente la acción y cautive al público. Y esta película lo tiene. Con buena crítica de los medios especializados y una novena y décima entregas confirmadas, la saga consta de un fenómeno atípico, en especial para una de tantas historias: un creciente éxito de taquilla.
A diferencia de otras franquicias, “Rápido y Furioso” presenta el caso contrario de la involución que tienen otras continuaciones de filmes que partieron con el pie derecho; “American Pie”, “Matrix” o “Piratas del Caribe”. Pero las cintas sobre autos protagonizadas por Vin Diesel, quien no estuvo en la segunda y tercera entrega (las más bajas de la saga), conocen la fórmula para arrasar en los estrenos: escenas cargadas de acción donde los protagonistas, más que los actores, son los lujosos coches que caen en paracaídas, se cruzan por debajo de los camiones y los conductores saltan para tomar el volante, situaciones comunes en el género, pero con el mundo automotriz de telón de fondo. Un escenario que los amantes de las tuercas agradecen y los productores también: la última película logró mil millones de dólares en 17 días.
Además de los automóviles, las secuencias de acción se han desarrollado en diferentes partes del mundo como Rio de Janeiro, Tokyo, Guanajuato (México) y La Habana, ciudad que alberga la primera producción hollywodense tras levantarse el bloqueo por parte de Estados Unidos. Precisamente es en la capital de Cuba donde comienza la película. Dominic Toretto (Diesel) y Letty (Michelle Rodríguez) están de luna de miel. Pero la llegada de Cipher (Charlize Theron), cambiará los planes del protagonista quien deberá volver a involucrarse en una misión ciber-nuclear que lo pondrá en riesgo a él y a la vida de sus amigos.
El estreno de “Rápido y Furioso 7” (2015) estuvo marcado por la trágica muerte de uno de sus protagonistas: Paul Walker. El estadounidense es uno de los emblemas de la saga y tras el accidente –ocurrió en noviembre de 2013–, lograron terminar las escenas con computadores. Y aunque Walker solo alcanzó a rodar la mitad del filme, éste también fue un éxito y en Chile unos 400 mil espectadores llegaron para ver la película durante la primera semana. Pero en “Rapidos y Furiosos 8” el peso se lo llevan Dwayne Johnson y Jason Statham, quien vuelve para encarnar al malvado Deckard Shaw, en reemplazo del fallecido actor quien es nombrado en partes del filme. Por otra parte la historia también apuesta por incluir balas, explosiones y torpedos submarinos, además de nuevas peleas cuerpo a cuerpo. Todo bajo la mística de “la familia” que hacen que grupo liderado por Toretto adquiera un peso en pantalla y que es justo el gancho de esta nueva entrega, la inesperada traición de su líder.
La nueva producción fue dirigida por F. Gary Gray (“The Italian Job”) y las críticas, hasta el momento, han sido tibiamente favorables. “Da exactamente lo que esperan los fans, para bien o para mal”, escribió The Hollywood Reporter, mientras que Variety se deshizo en elogios: “Un espectáculo de acción deslumbrante que demuestra que la franquicia está lejos de quedarse sin gasolina”.