El 29 de septiembre pasado Ryan Dean Langdale llamó al 911 reportando un accidente con un arma de fuego en su casa en el condado de Colleton en Carolina del Sur.
Según su relato, un primo de 17 años se había disparado en el pecho con un rifle de caza mientras lo estaba limpiando y necesitaba ayuda urgente.
Cuando llegaron los servicios de urgencia, el primo, antes de ser llevado a un hospital para ser sometido a una cirugía que le salvó la vida, confirmó la versión de Ryan, pero con el paso de los días la investigación “dijo” algo muy distinto.
La policía encontró que la “evidencia no coincidía con la historia”, ya que el “camino que la bala había tomado a través del pecho de la víctima era ‘imposible’” si se trataba de un disparo autoinfligido, señala The Post and Courier.
“Sabíamos desde el principio que algo no estaba bien. Cuanto más lo mirábamos, más extraño parecía, dijo el alguacil JW Chapman.
Cuando el primo “despertó” luego de la operación una semana después, fue interrogado por los uniformados y ahí contó la verdad, ya que la insana reacción de Langdale se debía a una disputa por un plato de papas fritas con vinagre y sal.
“No toques mis papas fritas o te dispararé”, le habría dicho Langdale a su víctima minutos antes de ir a otra habitación y sacar el rifle para cumplir su advertencia.
El joven de 17 años aseguró que “nunca tocó las papas fritas” y que su primo lo había obligado a ratificar su historia antes de partir hacia el hospital.
Langdale se entregó a la justicia ayer en la mañana y se fijó una fianza de 55 mil dólares. Además, está enfrentando cargos por intento de asesinato, usar un arma de fuego en un crimen violento y también por obstrucción a la justicia, ya que la policía determinó que cambió el arma con la que le disparó a su primo antes de que los uniformados llegaran al lugar.
