Una jornada atípica en lo que va del humor de Viña 2016 fue la que protagonizó Pedro Ruminot, comediante que hizo reír, y a ratos enojar, a un Monstruo que en la cuarta jornada de Festival mostró atisbos de querer «despertar» como hasta ahora no lo habíamos visto en esta versión.
Ruminot entró al escenario poco antes de la medianoche, haciendo alusión a la preocupación que ha despertado en la clase política las rutinas de humor en viña. «Eso no hace más que ratificar que nuestras autoridades se preocupan de puras huevadas», desatando risas y ganándose aplausos espontáneos que le permitieron plantarse cómodo en el proscenio.
La primera parte de su rutina la basó en reírse de sí mismo, con total gracia. Contando supuestas anécdotas de infancia, el comediante se echó al público al bolsillo en cuestión de minutos, lo que le permitió empoderarse en escena con total confianza y dar rienda suelta a una propuesta de Stand Up Comedy distinta a la que habíamos visto en Viña 2016 hasta ahora.
Y es que Ruminot no basó el grueso de su espectáculo en el humor político, como hicieron sus colegas Edo Caroe y Rodrigo González, sino que en historias cotidianas y personales, simplemente graciosas.
Saco risas contando cómo es su vida como recién casado y se dio el lujo de mostrar a su esposa, Alison Mandel, en las pantallas gigantes de la otrora concha acústica. «No sé cómo se casó conmigo. A veces pienso que es un capítulo de ‘Manos al fuego’ (programa de CHV) que llegó demasiado lejos», dijo, generando carcajadas desde la galería al palco.
Tras 20 minutos de presentación, ya instalado literalmente «como Pedro por su casa», el ex «Club de la Comedia» aprovechó su momento para hacer un llamado a la Presidenta, fuerte y claro: Un Oncologo para Punta Arenas. Su intervención no solo sacó aplausos, sino que además fue acompañada por buena parte del público que sostenía un cartel con la misma petición. Ovación para el comediante y a seguir.
Su presentación continuó con una divertida historia alusiva a Jesus y los apóstoles que molestó a un grupo de personas, quienes reaccionaron con pifias que fueron acalladas rápidamente, con aplausos espontáneos, por el grueso del público. Tremendo espaldarazo para Pedro Ruminot que, con oficio, dio un giro a su rutina y «salió jugando» con bromas sobre Luis Jara que desataron nuevas carcajadas.
La segunda parte de su show continuó con un retrato de nuestra idiosincracia, de nuestra realidad como chilenos en 2016, y fue entonces que aprovechó de «pegarle palos» al Gobierno por no subir el sueldo mínimo, justo cuando la sintonía se elevaba a los 39 puntos.
Tras hacer la primera pausa, los animadores aparecieron en escena y le pidieron a Mandel que lo hiciera volver desde backstage para entregarle la Gaviota de Plata. Emocionado, dedicó el premio a los suyos y siguió con su espectáculo, esta vez evidentemente más nervioso.
Quizás fue la emoción la que le pasó la cuenta, ya que presentó una historia que poco y nada se entendía, dado lo rápido que hablaba, y el público se lo hizo saber. Ahí, Pedro Ruminot se vio algo más complicado y optó por terminar rápidamente su presentación. Era mejor decir adiós con un solo trofeo en mano, que arriesgarse a despedirse con un sabor amargo. Y es que pese al difícil final, el humorista cumplió con su cometido.
VIDEO Pedro Ruminot revela el hecho que le causó pifias durante su rutina en Viña 2016
Karen Cordovez.