Juan Diego Santa Cruz: "El Centroextremista"

El viernes pasado a las 9:00 de la mañana Andrés Benítez, rector de la Universidad Adolfo Ibañez, dio inicio a la conferencia “Capitalismo y Desigualdad”. Entre bromas que no sacaron tantas risas, presentó al historiador escocés y profesor de Harvard entre varias otras cosas, Niall Ferguson. Un privilegio haberlo escuchado. Se agradece la invitación, vale la pena escuchar a alguien con una mirada muy distinta a lo que estamos acostumbrados por estos días en nuestro país, un profesor universitario con una mirada política que argumenta y que no pretende ser el dueño de la verdad revelada, sino aportar al debate con ideas que tienen sustento en la historia y los datos duros de la economía.

Con una puesta en escena impecable, los que parecíamos ser unas mil personas, escuchamos su visión del mundo de hoy. Su planteamiento central es que la civilización occidental de hoy se basa en 6 pilares: competencia, progreso científico, avances inmensos en la medicina, imperio de la ley, sociedad de consumo y ética del trabajo. Nos hizo levantar la mano a los que nos levantamos antes de las siete de la mañana y nos preguntó si habíamos comprado ropa en los últimos 2 meses. El escocés sabe transmitir su mensaje.

En una presentación que se hizo corta por lo buena, puso en evidencia cómo el orden mundial actual cambiará radicalmente si no se toma acción decidida. La principal economía de occidente, Estados Unidos, está a la baja y China crece rápidamente. En el año 1600 un estadounidense promedio tenía el doble de ingreso que un chino promedio; en 1980 esa diferencia alcanzó a 22 veces más para el gringo. Hoy la distancia ha caído a una velocidad impresionante, o más bien los chinos han subido tanto su ingreso, tan rápido, que ahora la diferencia es sólo 6 veces. Se espera que para el año 2030 la diferencia vuelva a ser de 2 a 1, igual que en el año 1600, un cambio enorme en nuestro tiempo. Se vienen tiempos muy distintos para los que hoy entran al colegio.

También habló de Chile y nos mostró claramente que en los últimos 10 años no hemos hecho nada muy novedoso para atraer inversionistas; que acá las ideas del pasado a las que la fecha de vencimiento les llegó hace rato se venden como pan caliente. Habló de los patines del ministro Eyzaguirre y lo importante que era ponérselos a más niños y no sacárselos a algunos, y dijo estar orgulloso de haber ido a un colegio privado porque tenía un sistema de becas que permitía a hijos de padres de bajos ingresos o desempleados, estar en su colegio. Parecía sugerirnos hacer lo mismo, pero no hubo aplausos. Si los hubo cuando recordó que el crecimiento económico es la mejor apuesta para tener una mejor sociedad, con menos pobres y con menos desigualdad, y nos mostró que teníamos una sociedad desigual pero no tanto como le gusta aseverar a los retroescavadoristas.

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Volvió a sacar aplausos cuando habló de la necesidad de “biodiversidad en la educación”, o sea, que la educación privada y pública eran necesarias y complementarias. Mostró cómo la educación gratuita para todos sólo provocaba más desigualdad porque los que podían pagar colegios particulares buenos lo seguirán haciendo y los que no pueden hacerlo están obligados a educar a sus hijos en escuelas que no compiten y que se transforman al poco tiempo en establecimientos mediocres. Nos mostró cómo en Chile la salud de las instituciones, claves para el desarrollo social y económico, están bien, pero después nos hizo ver que la violencia ha aparecido con fuerza en los últimos años. También dejó claro que las instituciones no se mantienen en buen estado por sí solas y que cuando las captura la burocracia, entorpecen y hasta matan el desarrollo. Nos puso a todos en una mirada de largo plazo, y no sólo para asuntos relacionados a la infraestructura.

Luego de terminar su exposición vino un debate entre Lucía Santa Cruz, Andrés Velasco y Ferguson. El presidente Piñera que asistió a la conferencia no se quedó para ver el debate. Fue para mí, el mejor momento de Niall Ferguson. Al ver que se proponían soluciones de derecha y de izquierda a los problemas de desigualdad y educación se identificó como un extremista de centro. Alguien que estaba dispuesto a reconocer las mejores soluciones para los problemas de la sociedad basado en evidencia histórica y no en dogmas. Qué maravilloso concepto! El centro radical. Ver lo que funciona, protegerlo y potenciarlo. Poner patines, no sacarlos. Extremadamente interesante. Quedé con ánimo para seguir adelante.
 

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