Este 1 de julio la princesa Diana hubiese cumplido 58 años. Pero aunque no esté físicamente, sus hijos, hermanos y el mundo entero la recuerdan con mucho amor.
El último cumpleaños de Lady Di en 1997, justo un mes antes del fatal accidente que le quitaría la vida, fue uno de sus mejores días.
Y es que la princesa despertó ese día con 90 ramos de flores. También con una llamada de sus hijos, los príncipes William y Harry. Quienes desde el colegio le cantaron el “feliz cumpleaños” junto a varios de sus compañeros.
Ese año, Lady Di estaba lejos de su vida en la realeza. Ya se encontraba divorciada del príncipe Carlos y era muy famosa; a tal punto que la noche de su cumpleaños lo celebró en una gala en la Tate Gallery de Londres, junto a su hermano Charles Spencer.
«Fue una noche en la que no celebró su día especial con sus amigos. Sino cumpliendo su deber como invitada de honor a una gala benéfica para recaudar fondos. Brillaba como siempre», recordó su hermano.
La princesa lució un espectacular vestido negro, firmado por Jacques Azagury. Y completó el impactante look con uno de sus collares favoritos de la colección real, una joya de esmeraldas y diamantes que perteneció a la abuela de la reina Isabel II.
«Lo envié al palacio de Kensington y Diana se enamoró. Creo que tenía otra opción para esa noche. Pero terminó llevando mi diseño», dijo el diseñador, quien aseguró que Diana era una mujer más feliz que nunca, con una nueva confianza en ese momento.
