En abril del año pasado, los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Francia, Emmanuel Macron, plantaron juntos un árbol en el jardín de la casa blanca como símbolo de su amistad. Sin embrago, tanto las relaciones como el roble se han marchitado.
Durante su visita a Washington, el jefe de Estado francés regaló a Trump un árbol que provenía de Belleau Wood, un bosque al noreste de París en el que murieron alrededor de dos mil soldados estadounidenses en junio de 1918, durante la Primera Guerra Mundial.
Es «un recordatorio … de estos lazos que nos unen» y la «tenacidad de la amistad», tuiteó Macron tras palear la tierra y plantar el delgado roble junto a Trump, ante la mirada de su esposa, Brigitte Macron, la primera dama estadounidense, Melania Trump, y la prensa mundial.
Una vez que se retiraron las cámaras, el árbol fue arrancado y puesto en cuarentena, una práctica «obligatoria para cualquier organismo vivo importado a Estados Unidos», informó en su momento el entonces embajador de Francia en el país, Gérard Araud, según recoge The Guardian.
No obstante, el roble nunca fue replantado y hace poco, medios franceses reportaron que una fuente diplomática anunció que el delgado ejemplar murió, no sobrevivió a la cuarentena.
Como si se tratara de una broma, además del deceso del «árbol de la amistad», las relaciones entre Francia y Estados Unidos estáne n su punto más bajo.
