Italia instaló un hito: por primera vez en el mundo, un país castiga a las compañías por la obsolescencia programada. Se trata de Apple y Samsung, que recibieron una multa del gobierno por incurrir en prácticas injustas para sus clientes.
La obsolescencia programada se conoce como la acción deliberada en la cadena de producción -o actualización- de un producto, en que la empresa emplea un mecanismo para que el dispositivo quede obsoleto tras una cierta cantidad de tiempo. En esta práctica incurren la mayoría de las empresas tecnológicas, pero nunca antes se habían tomado medidas legales al respecto. Hasta que lo hizo Italia.
La Autoridad Italiana Garante de la Competencia (AGCM) impuso una multa de 10 millones de euros para Apple, y de 5 millones de euros para Samsung. ¿La razón? El organismo definió que ambas mega compañías de dispositivos móviles liberaron actualizaciones de software obligatorias, destinadas exclusivamente para ralentizar los sistemas operativos de los dispositivos y obligar a las personas a renovarlos.
«Han llevado a cabo prácticas comerciales injustas por obligar a los consumidores a descargar algunas actualizaciones en sus teléfonos móviles que causaron graves disfunciones y redujeron significativamente su funcionamiento, acelerando así su sustitución por productos más recientes», dice el comunicado de la AGCM. Ambas compañías fueron castigadas «al proponer insistentemente la descarga de actualizaciones de software que sus aparatos no podían soportar correctamente, sin informarles adecuadamente ni proporcionarles una forma efectiva de recuperar la plena funcionalidad de sus aparatos«, agrega el dictamen.
La multa a Apple fue más alta porque el organismo estimó que, además, no informaron de las deficiencias que las actualizaciones provocarían en sus baterías de litio.
La fecha del ilícito, según la autoridad de la competencia italiana, data del 2016 para ambas compañías. En ese año, Apple liberó el nuevo sistema operativo iOS 10, y no habría informado a los usuarios del Iphone 6 que eso supondría una alta demanda de energía para su equipo. Luego de eso, una posterior actualización del sistema habría suponía una ralentización considerable de los dispositivos, hecho que en ningún caso se le informó a los usuarios.
Algo similar sucedió con Samsung. Ese mismo año impulsó a los usuarios de modelos Note 4 a instalar un nuevo firmware pensado para los modelos Note 7, sin informar de sus consecuencias.
En Europa, Francia también está investigando a las empresas de desarrollo de dispositivos móviles, aunque con la figura de «fraude» por la obsolescencia programada.