Noticias

Transplante de médula ósea: el rol del Calvo Mackenna en esta dura cruzada

La historia del Transplante de Médula Ósea (TPH) pediátrico en Chile está íntimamente ligada al desarrollo del Programa Infantil Nacional de Drogas Antineoplásicas (PINDA) y al Hospital de Niños Luis Calvo Mackenna (HLCM).

A fines de los años noventa, alrededor del 80% de los niños con cáncer en Chile se atendían en los centros del programa nacional infantil de drogas antineoplásicas (PINDA) distribuidos a lo largo del país.

Si bien los resultados obtenidos hasta 1999 eran excelentes, el grupo chileno se  vio limitado por la carencia de un centro para TPH, procedimiento que permitiría tratar aquellos pacientes que requieren este tratamiento como única posibilidad para mejorar su sobrevida.

Publicidad

400 transplantes de este tipo

La doctora Julia Palma, encargada de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea del Hospital Calvo Mackenna, nos señala que en marzo de este año lograron superar la meta de los 400 transplantes. En total, un 85% eran oncológicos y un 15 % no oncológicos. El primer transplante se realizó en octubre de 1999.

¿La sobrevida?  A un año de 77% y 62 % a 5 años. La mortalidad relacionada al trasplante a 100 días es de solo un 2,9% con lo cual se refleja la calidad de la atención que reciben estos pacientes de alta complejidad en el sistema público de atención de salud.

«Inicialmente se hacían transplantes de hermanos compatibles y transplantes autólogos en casos que estuviera indicado», explica la doctora Palma. Luego se trabajó con la opción de bancos internacionales de médula ósea.

Hoy, participan en el registro de DKMS. Sobre esta participación, la doctora aclara que «esto está recién partiendo». Pero destaca que más adelante, «en caso de encontrar donante, los costos serían mucho más bajos que cuando se trae una donación o un cordón compatible desde el extranjero».

Equipo humano

Actualmente el programa de trasplante está constituido por un equipo profesional multidisciplinario, pediátrico encargado de elaborar y ejecutar los trasplantes para todos los pacientes del sistema público con indicación y aprobados por el comité de trasplante del PINDA.

Sobre el trabajo que realizan los profesionales a cargo del programa, la doctora Palma señala que «ha sido un arduo trabajo de años, en el que hemos luchado para que el programa siga mejorando año a año».

«Yo estoy desde los inicios, pero la recuperación de los niños no sería posible sin todos los miembros del equipo. Incluidos médicos, enfermeras, técnicos e incluso nuestro personal de aseo», añade.

Publicidad

La especialista destaca que el trabajo en equipo y compromiso con un proceso que «no sólo es complejo desde un punto de vista médico, sino que también es fuerte para la familia» es vital para la estabilidad de los niños.

En muchos casos, las familias deben trasladarse a Santiago, ya sea con parientes o a casas de acogida para poder dar seguimiento al tratamiento que requieren los niños.

Se espera que este año logren realizar al menos 50 transplantes en la unidad.

Publicidad

 

 

Publicidad

 

 

Publicidad

 

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último