La espondilitis anquilosante es una enfermedad reumatológica, que provoca una fusión de las vértebras de la columna. Esto ocasiona rigidez y daño estructural óseo irreversible. Como consecuencia, se produce una discapacidad progresiva en quienes la padecen.
Esta terrible enfermedad afecta a jóvenes menores de 30 años. Sin un tratamiento adecuado pierden movilidad y en los casos más graves pueden quedar postrados o en silla de ruedas. Estos les genera déficit de crecimiento, múltiples fracturas o incluso colapso pulmonar. En Chile, hay nulo apoyo a esta condición. Razón por la que desde la Fundación Espondilitis Chile, quieren que se incluya en la Ley Ricarte Soto.
Cifras
Se estima que en el país cerca de 1.500 personas padecen la enfermedad. Generalmente menores de 30 años de edad. Hoy, estos pacientes no tienen cobertura al tratamiento farmacológico. Sean de Fonasa o Isapre. Limitándose a la entrega de medicamentos antiinflamatorios para el alivio del dolor.
Por esta razón los dirigentes de la Fundación Espondilitis Chile entregaron hoy en la La Moneda y al Ministerio de Salud, más de 27 mil firmas de apoyo para incluir la condición en la mencionada ley.
No hay cobertura
El médico Sebastián Ibáñez, reumatólogo que ha apoyado a la Fundación Espondilitis Chile y miembro de la Sociedad Chilena de Reumatología, explicó que los medicamentos permiten que los pacientes puedan frenar el deterioro que conlleva la enfermedad. “Debemos actuar a tiempo, los pacientes una vez que son diagnosticados, deben abordar la magnitud del daño y cada uno recibir el tratamiento adecuado que les permita mejorar su calidad de vida”, enfatizó.
Por su parte, Roberto Jorquera, presidente de la fundación, señaló que “se requiere con urgencia que la espondilitis anquilosante sea considerada en el próximo decreto de la Ley Ricarte Soto».
El dirigente explicó que ya existen en el país medicamentos biológicos disponibles que pueden marcar un cambio significativo en el curso de la enfermedad.
Espondilitis el mundo
En países vecinos como Argentina y Uruguay, los medicamentos para la espondilitis anquilosante se financian a través de programas estatales. Se ha constatado en ellos que tratar a los pacientes disminuye notablemente las complicaciones en el largo plazo, lo que finalmente se traduce en un ahorro para el sistema de salud.