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El peligro de las armas químicas que datan desde la Primera Guerra Mundial

Rusia y Estados Unidos, que acumularon enormes reservas principalmente durante la Guerra Fría, son los países con más de este tipo de municiones.

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el miércoles que destruirá las últimas armas químicas (CW) rusas heredadas de la época de la guerra fría. No obstante, la eliminación de este tipo de municiones es una deuda que data de la I Guerra Mundial.

Las armas químicas tuvieron su apogeo durante el primer conflicto internacional, época donde fueron utilizadas en demasía por las potencias mundiales (EEUU, el Reino Unido, la URSS, Alemania, Japón y Francia) generando millones de bajas. En ese entonces y con el fin de controlar su uso se firmó el Protocolo de Ginebra de 1925 que prohibe el uso de armas químicas y agentes bacterianos.

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Sin embargo, el tratado fue considerado débil por lo que se realizó años más tarde la «Convención de 1993 sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción, (CWC), entró en vigor en 1997» a la que adhirieron casi 200 países, según explica el Centro de Estudios James Martín (CNS) sobre la no proliferación de armas.

Rusia y Estados Unidos, que acumularon enormes reservas de armas químicas durante la Guerra Fría, se habían comprometido a destruirlas antes de abril de 2012, al término de la Convención de 1993, antes de anunciar que no podrían respetar el calendario fijado.

Rusia prorrogó el plazo hasta diciembre de 2015 y luego, hasta 2020. Por su parte, Estados Unidos fijó 2023 como fecha máxima para destruir sus reservas.

En Rusia, 39.967 toneladas de CW habrán sido destruidas. «Han hecho falta 20 años, 316. mil millones de rublos (4.700 millones de euros al cambio actual) y el arduo trabajo de miles de personas», destacó el Kremlin en un documento en el que informaba de la destrucción de las últimas reservas.

A la fecha «sólo cuatro países poseedores de armas químicas (Albania, Corea del Sur, India y Libia) han declarado la eliminación completa de sus armas químicas» de acuerdo a CNS. No obstante, según la OPAQ, el 96% de las armas declaradas por los países firmantes fueron destruidas bajo su supervisión.

Peligros de las armas químicas

Las armas químicas utilizan propiedades tóxicas de elementos químicos con el fin de herir, incapacitar e inclusive matar. Pueden «quemar la piel, lesionar las vías nasofaríngea y gastrointestinal y cerrar el sistema nervioso» de las personas que se han estado expuestos a estas armas.

La fuerza de este tipo de municiones no radica en el poder explosivo de las mismas sino que en los elementos que componen el coctel químico.

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Entre las posibles CW se encuentran los químicos radiactivos, producto del tipo de radiación que emiten imposibilitan al vida humana; el Gas VX, estable y de tardía evaporación afecta directamente al sistema nervioso; y el famoso gas Sarín, al igual que el anterior afecta al sistema nervioso, pero su propagación es menos estable, su peligrosidad radica en su fácil producción ya que en un comienzo fue creado como pesticida.

Desechos químicos en los océanos

Antes que el tema ambiental fuera una preocupación para la comunidad internacional, los países se desasían de sus armas nucleares arrojándolas a los océanos. «Según los informes del Departamento de Defensa de Estados Unidos, los militares estadounidenses descargaron agentes y municiones de armas químicas en océanos en todo el mundo en al menos 74 ocasiones entre 1918 y 1970″, según cita la CNS.

Rusia ha admitido que ‘al menos 160.000 toneladas de armas químicas pueden ser asentadas en el fondo marino de los mares rusos, lo que representa una grave amenaza para la ecología y la salud del hombre'(…). Del mismo modo, 302.857 toneladas de municiones de armas químicas fueron dejadas en Alemania y el Reino Unido después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los cuales fueron finalmente vertidos en los océanos», agrega la institución.

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Cabe destacar que la información disponible respecto a los vertederos solo constituye «entre 40% y 50% del número total de sitios».

Los agentes químicos alojados en el fondo marino suponen tres tipos de peligros según la CNS: «explosivos que pueden detonarse sin previo aviso», «algunas actividades humanas (pesca, el dragado y la colocación de tuberías en áreas cargadas de agentes desprendidos) pueden resultar en que los seres humanos estén expuestos» a estos agentes y «daños directos e indirectos al medio» oceánico.

 

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El Centro de Estudios afirma que «hay pocos datos concretos sobre cómo y hasta qué punto los agentes de armas químicas pueden causar daño ambiental. Sin embargo, es factible que los daños a los productores primarios en el medio marino, así como las redes alimenticias de las que son miembros, puedan ser sustanciales».

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