El fiscal Patricio Cooper, especialista en delitos sexuales y violentos, quien asumió la investigación del ahora llamado “gran robo del siglo” de $15.954 millones dijo que no es un delito perfecto, que salió información desde el interior de la empresa Esertval y que prefiere encontrar a los culpables y llevarlos a juicio antes que recuperar el dinero.
En entrevista con La Tercera, el fiscal Cooper señaló que “por ser un fiscal especializado en delitos sexuales y violentos me han tocado muchos homicidios, parricidios, secuestros, robos con homicidio, que son mucho más complejos y graves por los bienes jurídicos protegidos, pues en ellos se atentó contra una vida. En este caso, afortunadamente, los guardias casi resultaron ilesos”.
Agregó que “lo que lo hace espectacular es la cantidad de dinero que se ha sustraído, pero no perdamos de vista que por mucho dinero involucrado hay seguros comprometidos y no tenemos muertos. No quiero restarle méritos a la investigación, de hecho, Carabineros ha puesto a disposición un gran contingente de oficiales y estamos avanzando rápido para esclarecer quiénes están detrás de esto”.
También expresó que “nunca me había tocado investigar un asalto con tal cantidad de dinero involucrado, a ningún fiscal le había tocado llevar un caso con tanto dinero, es el caso de más dinero involucrado en el Ministerio Público. Bueno, y el de la malversación en Carabineros.
En cuanto a las evidencias recopiladas hasta hora, informó que “hemos recogido huellas y muestras orgánicas dentro de la empresa, entonces teniendo sospechosos podemos hacer estos ‘match’, o cruces orgánicos con los registros del SML. Uno de los elementos más importantes que levantamos son huellas dactilares que hay en los carros de supermercado con que trasladaron el dinero”.
“Hay dos huellas aptas para cotejo y que no son de ninguno de los dos vigilantes asaltados, tampoco de los trabajadores, por lo que podría tratarse de un rastro de nuestros imputados”, enfatizó. Y respecto a los guardias asaltados, dijo que “por ahora son testigos y víctimas. Han colaborado y están con apoyo sicológico, ahora en cualquier momento, como en otros casos, una persona puede cambiar su calidad de víctima a imputado, pero por ahora no hay elementos para ello”.
Consultado si se manejaba información interna de la empresa de transporte de valores, respondió: “Sí. Al menos de la forma en que la empresa operaba. Sabían el lugar físico de dónde estaba esta bóveda que había que vulnerar para extraer los billetes de alta denominación: $20 mil, $10 mil, $5 mil, los que más se llevaron”.
Añadió que “sabían que había que trasladar esos dineros, que era mucho y pesado, hasta el estacionamiento donde se pusieron los vehículos. Ellos tenían muy claro que necesitaban algo para trasladar los palets de dinero, pues llevaron carros de supermercado que, además, por las dimensiones de los pasillos, eran bastante funcionales, sólo alguien que conocía el recinto por dentro sabía eso”.
“Dicen que el robo perfecto no existe…, y este no lo es. Me atrevería a decir que esta operación no fue perfecta. Yo estoy centrado en determinar a los responsables. Es verdad, acá es mucha plata la que fue robada, pero el dinero es un bien fungible, difícil de recuperar. No es un auto, un bien inmueble, estamos hablando de dinero, que se puede distribuir entre varias personas, guardarlo bajo tierra durante años, etc”, añadió.
En cuanto a la posibilidad de recuperar el botín, declaró que “no me hago expectativas con el dinero, es un elemento probatorio importante también. Ahora si usted me da a elegir entre si yo puedo encontrar los $15 mil millones escondidos bajo tierra y la causa termina archivada sin responsables, o puedo tener a los siete imputados identificados, llevarlos a juicio, condenarlos y no recuperar los $15 mil millones, prefiero esa opción. Porque mi misión como fiscal es condenar a los responsables; recuperar el dinero es importante, pero no es la prioridad. Si me da a elegir, prefiero condenar a los culpables que recuperar todo el dinero”.