479 albinas han sido asesinadas solo durante el 2017 en zonas rurales de Tanzania acusadas de brujería. Tan solo la semana pasada cinco mujeres fueron quemadas y golpeadas hasta la muerte y mensualmente se registran una media de 80 víctimas fatales de acuerdo al Centro Legal y de Derechos Humanos de la zona.
Hemos lanzado una orden de detención (por los últimos asesinatos) y hasta ahora varios sospechosos han sido arrestados», Policía regional de Tabora.
Si bien las autoridades locales persiguen legalmente estos crímenes no han logrado erradicarlos del todo. «Hemos lanzado una orden de detención (por los últimos asesinatos) y hasta ahora varios sospechosos han sido arrestados. Las investigaciones siguen en curso», informó Wilbroad Mtafungwa, general de la Policía regional de Tabora.
La directora del Centro Legal de Derechos Humanos en Tanzania, Helen Kijo Bisimbae, indica que se produjo un incremento debido a las restricciones de derechos producto de la orden de prohibición de actividades políticas para este grupo hasta el 2020, promulgado por el presidente, John Magufuli, según recoge TeleSur.
Sumados a los asesinatos por ser acusados de brujos, los albinos africanos vieron en 2006 cómo los hechiceros tanzanos expandían la creencia de que comerse a un albino puede traer suerte, incentivando así una ola de asesinatos, mutilaciones y secuestros para extraer partes de sus cuerpos para elaborar pócimas.
(…) Entre la población, existe una gran confusión entre el trabajo de los hechiceros y el de los curanderos tradicionales», Ikponwosa Ero, relatora especial de la ONU.
No obstante, el Gobierno tanzano proporcionó refugio temporal a aquellos albinos que temían volver a sus comunidades y ha implementado diversas medidas, como el impulso de un registro oficial de curanderos tradicionales, para diferenciarlos de los hechiceros que llevan a cabo las «prácticas de brujería» de acuerdo a la relatora especial de la ONU sobre albinismo, Ikponwosa Ero.
«No obstante, el trabajo de las autoridades no se puede considerar completo puesto que he constatado que, entre la población, existe una gran confusión entre el trabajo de los hechiceros y el de los curanderos tradicionales», argumentó.