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Mobbing: Chile es el segundo país de Latinoamérica con más bullying entre adultos

El bullying es un fenómeno transversal, que no solo afecta a los niños en etapa escolar, sino que también a los adultos en el entorno laboral. A este fenómeno se le conoce como «mobbing». El mobbing, puede tener relación con con el acoso laboral, pero no sólo aquellas relacionadas con un sentido sexual, sino que también sobre explotación y/o malos tratos. Y en Chile, tenemos un récord.

Chile es considerado el segundo país con más prácticas de este tipo en Latinoamérica, superado solo por Costa Rica. Puesto que mantiene desde el 2014, según estudios de la Universidad de Guadalajara sobre el «mobbing». En Europa, países con políticas laborales que consideran medidas de clima laboral, como Italia o Portugal, tienen los índices más bajos en este tipo de acoso.

En nuestro país, el año 2003 se ingresó al Congreso un proyecto de ley que especifica el concepto de mobbing en el Código del Trabajo, e incluso establece medidas legales para terminar con estas prácticas. Desde el año 2009 que está dentro de los proyectos que duermen, y siguen pendientes, en el Senado.

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Radiografía al bullying de adultos 

Según un estudio de la ONG Acción Empresas y Cadem, publicado recientemente en abril de 2017, los principales actos de acoso presentes en nuestro país, ordenados de más frecuentes a menos frecuentes, son: «Cargas de trabajo excesivas y sobre exigencia de resultados», «malos tratos de jefes a trabajadores», «acoso laboral, discriminación contra las mujeres», «discriminación por nivel socioeconómico, posición política, valórica, religiosa», «discriminación a los gays y lesbianas» y «acoso sexual». A pesar de que este último, es el más conocido o abordado por la opinión pública, sólo un 7% de los consultados señaló ser testigo de este tipo de prácticas durante el último año en su empresa. En el caso de la sobre exigencia o explotación laboral se alcanza un 48%.

El director de la ONG Mente Sana, Francisco Flores, habló sobre el impacto que estas prácticas pueden tener en los adultos. “En ocasiones hay que enfrentar a las personas que molestan, fastidian y eso hace que las vidas sean más difíciles, ya sea en el trabajo o en la casa”, señaló.

¿Qué siente la víctima?

Los estudios consultados sobre este fenómeno apuntan a que la víctima sufre de estrés y que en muchos casos estas prácticas los llevan a cambiar rutinas cotidianas para evitar encontrarse con el acosador. A pesar de lo que pueda creerse, la víctima adulta no siempre tiene más capacidad de defensa que la infantil.

Lo importante es saber diferenciar cuándo se trata de bullying y cuándo es solo el mal humor temporal de alguien. El bullying es una conducta de maltrato, sea físico o psicológico, que es reiterativo en el tiempo y que comienza a mermar la vida cotidiana de la persona que es acosada.

Nuestro país tiene alta tasas de trastornos y dificultades anímicas: depresión, trastornos de ansiedad, entre otros. Esto nos convierte en una sociedad altamente estresada y sobre adaptada a los requerimientos de éxito y estatus. Según la ONG Mente Sana, esto se refleja más allá de las cifras. Para su director, Francisco Flores, «esto nos convierte una sociedad altamente estresada y sobre adaptada a los requerimientos de éxito y estatus, que se refleja también en muestras grupales e individuales de agresividad».

¿Cómo enfrentarlo?

Actualmente no hay ninguna ley en nuestro país que mencione directamente el mobbing o acoso laboral. Además, los expertos plantean que esto puede deberse a la dificultad para comprobar la existencia de estos abusos. Sin embargo, igual hay algunas acciones que se pueden realizar, como por ejemplo, realizar una denuncia ante la Inspección del Trabajo, acusando acciones que atentan contra la integridad o dignidad del empleado. Para mayor información sobre las acciones que esta entidad puede realizar, existe una «Cartilla sobre el acoso laboral o mobbing«, publicada el año 2007 (aún se encuentra vigente).

Otra vía, es contar con un sindicato al interior de la empresa, donde se proponga un manual de convivencia y medidas a considerar cuando se incurra en alguna falta. En casos más extremos, se pueden iniciar directamente acciones legales, pero al no existir una ley que aborde directamente este fenómeno, puede resultar algo complejo.

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Como último recurso, se puede renunciar y exigir indemnización. El trabajador puede autodespedirse, exigiendo indemnización por término de contrato (Art. 171 del Código del Trabajo) y por no cumplir sus términos debido a los abusos.

Omitiendo las vías legales, y considerando que en cada persona esto afecta de distintas maneras, se recomienda buscar ayuda para afrontar la situación, ya sea psicológica o emocional con una persona de confianza. También se puede intentar conversar la situación directamente con personas de confianza que sean parte de la misma empresa, y en ese caso, tratar de encontrar vías para generar una dinámica de respeto, con educación emocional que apunte a la prevención de nuevos casos y término de conflictos existentes. Profesionales del área de recursos humanos como psicólogos de la empresa, pueden ser un aporte clave para mejorar el ambiente laboral. 

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