La Alta Corte de Kenia declaró el jueves «nula y sin valor» la decisión del gobierno de cerrar el campo de refugiados de Dadaab, el más grande del mundo, y de reenviar a su país a los somalíes que viven en él.
«La decisión del gobierno de la República de Kenia de cerrar el campo de refugiados de Dadaab (…) es nula y sin valor», declaró el juez John Mativo en su fallo sobre una demanda presentada por la Comisión Nacional Keniana de Derechos Humanos (KNCHR) y la oenegé Kituo Cha Sheria.
«La decisión del gobierno de dirigirse específicamente a los refugiados somalíes constituye un acto de persecución de un grupo, es ilegal, discriminatoria y por lo tanto anticonstitucional», añade el juez.
El magistrado estima que con esta orden el gobierno viola su obligación de cumplimiento del derecho internacional.
El gobierno, que puede recurrir la sentencia, anunció en mayo de 2016 su decisión de cerrar Dadaab, algo que pilló desprevenidos a los refugiados, las agencias humanitarias, la ONU y los países occidentales aliados de Kenia.
Dadaab es un complejo tentacular situado cerca de la frontera con Somalia. Alberga actualmente a unos 256.000 refugiados, eminentemente somalíes que huyeron desde 1991 de la guerra civil, de las atrocidades cometidas por los islamistas radicales y de la sequía.
Para justificar su decisión, el gobierno keniano alega motivos de seguridad nacional. Asegura, sin aportar pruebas, que allí fue donde se planificaron los ataques de los islamistas somalíes de Al Shabab contra el centro comercial Westgate en Nairobi en 2013 y contra la universidad de Garisa (nordeste) en 2015.