La decana de los corresponsales de guerra, Clare Hollingworth -responsable entre otras de las primicias del inicio de la Segunda Guerra Mundial y de las negociaciones de paz entre Estados Unidos y Vietnam– murió este martes a los 105 años.
«Tenemos la tristeza de comunicar que luego de una ilustre carrera que abarcó un siglo de noticias, la prestigiosa corresponsal de guerra Clare Hollingworth murió esta noche en Hong Kong» dijo un comunicado de la familia difundido en las redes sociales.
La británica Hollingworth trabajó como corresponsal de combate en las guerras de Vietnam, Oriente Medio, entre India y Pakistán, Argelia y cubrió la Revolución Cultural China, entre otras misiones.
Pero su gran logro periodístico fue dar lo que se considera como la exclusiva del siglo XX: fue la primera en informar sobre el despliegue de tanques nazis en la frontera con Polonia en 1939 horas antes del inicio de la invasión alemana y de la Segunda Guerra Mundial.
Más aún: cuando Clare Hollingworth dio esa noticia, apenas hacia una semana que había sido contratada por The Daily Telegraph para su primer empleo de reportera.
Enviada especial en Polonia, Hollingworth logró entrar en Alemania en un automóvil que le prestó el cónsul general de Gran Bretaña. A su regreso, en un valle, el viento hizo volar el camuflaje que ocultaba columnas de tanques dispuestos a entrar en Polonia.
Tres días más tarde, el 1 de septiembre, los ruidos de la aviación nazi sobrevolando Katowice, una ciudad polaca cercana a la frontera, la despertaron. La periodista llamó entonces a la embajada británica en Varsovia para anunciar el inicio de la guerra.
Como sus interlocutores no la tomaron en serio, tuvo que sacar el teléfono a través de la ventana para que oyeran el estruendo de los tanques nazis entrando en la ciudad.
Tras ese brillante debut, Clare corría el riesgo de no estar a la altura. Pero prosiguió de forma excepcional su carrera a través del siglo y sus principales conflictos.
Fue ella quien reveló las negociaciones de paz entre Hanoi y Washington a final de la guerra de Vietnam y la que anunció que el espía británico Kim Philby se había pasado a la Unión Soviética.
«Si hay una guerra y si el mundo lo quiera, me gustaría cubrirla», confesó a la AFP en 2009.
«No soy valiente. Me gusta solo sentir un poco de peligro de vez en cuando. Pero lo que realmente me hace temblar son los ascensores», afirmó en otra ocasión.