El Primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se entrevistó el domingo por la noche con el embajador estadounidense Daniel Shapiro, dos días después de la adopción en la ONU, gracias a la abstención estadounidense, de una resolución desfavorable a Israel, informó una fuente oficial.
El texto votado el viernes exhorta a Israel a «cesar inmediatamente y completamente cualquier actividad de colonización en territorio palestino ocupado, inclusive en Jerusalén-Este» y afirma que las colonias «no tienen valor jurídico».
Por primera vez desde 1979, Estados Unidos no vetó una resolución del Consejo de seguridad sobre la colonización israelí, cuando hasta ahora apoyaba siempre a Israel en este tema sensible. La abstención hizo posible la adopción del texto.
Netanyahu, que rechazó la resolución por considerarla «un vergonzoso golpe contra Israel», reiteró el domingo que el presidente Barack Obama y el secretario de Estado John Kerry estaban detrás de la resolución.
No se dio a conocer ningún detalle del encuentro entre Netanyahu y el embajador estadounidense.
– Convocados en Navidad –
Los representantes de 10 de los 14 países miembros del Consejo de Seguridad que votaron a favor de la resolución fueron convocados en pleno feriado de Navidad cristiana, pero Netanyahu sólo se reunió con el norteamericano el domingo –día laborable en Israel– indicó su portavoz Emmanuel Nahshon.
Venezuela, Malasia, Senegal y Nueva Zelanda, los cuatro países que presentaron el texto, no fueron convocados porque no tienen relaciones diplomáticas con Israel o por carecer de representantes radicados en el Estado hebreo, aseguró el vocero.
Según Netanyahu, la decisión de la ONU «es sesgada y vergonzosa, pero lo superaremos (…). Necesitará tiempo pero esta decisión será anulada». Es «un golpe anti-israelí vergonzoso» del cual hay que achacar la culpa «al gobierno Obama», explicó el primer ministro.
Israel revisará a fondo su colaboración con la ONU y la financiación que otorga a organismos de la organización, añadió el mandatario.
Las decisiones del Consejo de Seguridad son obligatorias para todos los Estados miembros de Naciones Unidas.
Fuera de la abstención norteamericana, los 14 miembros restantes del Consejo, incluyendo los otros cuatro miembros permanentes (Rusia, China, Francia y Gran Bretaña) votaron a favor de la resolución.
Integran además el máximo órgano ejecutivo de Naciones Unidas, como miembros no permanentes, Egipto, Senegal, Venezuela, Malasia, Nueva Zelanda, Angola, Japón, España, Ucrania y Uruguay.
Tras la adopción del texto, Israel anunció además que llamaba a consultas a sus embajadores en Senegal y Nueva Zelanda, además de adoptar medidas de represalias contra esos dos países.
– Tensiones con Obama –
La votación se produjo pese a los esfuerzos del presidente estadounidense electo Donald Trump, que hizo presión sobre Egipto –en el origen del primer proyecto de resolución– para que fuera pospuesta.
Trump dijo la resolución, a la que calificó como una «gran derrota para Israel» en Naciones Unidas, «hará más difíciles las negociaciones de paz».
En otro tuit había advertido que «las cosas serán diferentes en la ONU a partir del 20 de enero», día en que asumirá la presidencia.
Aunque la resolución no prevé sanciones contra Israel, los responsables israelíes temen que facilite demandas ante la Corte de justicia internacional y aliente sanciones contra los productos de las colonias.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, ha servido tradicionalmente de escudo diplomático al Estado hebreo, protegiéndolo de las resoluciones de la ONU.
Pero, frustrado por años de infructuosos esfuerzos diplomáticos, Washington justificó su abstención por el negativo impacto de la colonización en la búsqueda de la paz en Medio Oriente.
La administración Obama había opuesto su veto a una resolución similar en 2011. Pero cinco años después, la posición del presidente saliente –que mantiene malas relaciones con Netanyahu– ya había sido objeto de especulaciones sobre un posible cambio de actitud.
Unos 430.000 israelíes viven actualmente en Cisjordania y otros 200.000 en Jerusalén Este, que para los palestinos debe ser la capital de su futuro país.
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