Tras el debut en abril de la comedia «PK», y nuevamente a través de la distribuidora Cinetopia, aterriza en la cartelera local otro título de la potente industria del cine indio, en este caso una producción mucho más reciente, considerando que tuvo su estreno mundial en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes.
Y a diferencia de ese filme naif y muy particular ambientado en una colorida Delhi, en este caso se trata de un drama policial con elementos de misterio, que transcurre en sectores bajos de una, por momentos, laberíntica Bombay.
Dividida en capítulos, la historia se centra en un inquietante e impredecible asesino serial que a su vez se inspiró en un comentado caso que estremeció a la misma zona en los años 60; atraparlo se convierte en una obsesión para un policía, quien a la vez es adicto a la droga y carga con sus propios demonios.
Al ser una producción hecha en India, con un equipo de artistas de ese país, todo sucede en un ambiente que captura muy bien su retrato social, rehuyendo los componentes más pintorescos y exóticos con los que tradicionalmente el mundo occidental suele reflejar la realidad india.
Con una dirección de fotografía muy trabajada y atmosférica, a pesar de su estilización predomina lo sucio y sórdido, acorde a la historia, que llama la atención por la violencia seca e incluso cruel de los crímenes de su protagonista.
No es para todos los gustos y su visión humana no es para nada edificante, pero «Psycho Raman» es un trabajo que escapa al promedio de cintas sobre temáticas similares y captura permanentemente la atención del espectador, manejando muy bien el ritmo trepidante y la creciente tensión, en especial gracias a la interpretación de sus actores, encabezados por el perturbador protagonista que encarna Nawazuddin Siddiqui y la inestabilidad interna que va desarrollando su antagonista, a quien da vida Vicky Kaushal.
«Ocho apellidos catalanes»
Hace casi un año se estrenó en Chile la película que llegó a convertirse en la más taquillera en la historia del cine español: la comedia «Ocho apellidos vascos». Como comentamos acá en ese momento, desde estos lados costaba entender tan sonoro triunfo, siendo una producción liviana y ligera cuyo éxito en buena medida probablemente se debía a elementos sociológicos, al hacer reír con las diferencias entre los vascos y el resto de España.
Ahora, nuevamente dirigida por Emilio Martínez-Lázaro y con el mismo cuarteto protagónico, la secuela se centra en las particularidades que distinguen a los catalanes.
Las virtudes y defectos son los mismos de la original: su guión esquemático y predecible abunda en clichés y estereotipos, su humor por momentos recuerda a cualquier sketch televisivo y puede parecer demasiado localista a quienes no somos españoles; pero igual es ágil, chispeante, tiene buen ritmo y es clásica en lo formal, y vuelve a sacar partido a sus actores, con Dani Rovira nuevamente provocando simpatía, y dos grandes actrices cómicas como Carmen Machi y Rosa María Sarda en muy buena forma.
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