A menos de una semana para que se lleve a cabo la Convención Nacional Republicana (18-21 de julio), el Partido Republicano responde a la unión Clinton-Sanders aceptando las ideas polémicas de Donald Trump para su programa de gobierno. Así, el rechazo total a las restricciones de venta de armas, la construcción del muro de más de 3.000 kilómetros en la frontera de Estados Unidos con México y la prohibición total del aborto y del matrimonio entre homosexuales en todos los estados del país podrían ser realidad, en caso de que Trump gane las elecciones del 8 de noviembre. Así acordaron 112 delegados durante las sesiones del Comité de Plataforma del partido, que terminaron hoy.
Aún falta que este programa sea aprobado en la mencionada convención de Cleveland, Ohio, al igual que la candidatura del multimillonario neoyorquino. Pero el gesto parece ser el último espaldarazo a un candidato que no termina por convencer a todos los republicanos. Conocido como «plataforma», es el documento que contiene los principios que los partidos se comprometen a cumplir si es que son elegidos para gobernar. Una hoja de ruta en el que se sostendrá el programa de gobierno.
Este programa electoral supondrá el camino hacia «un Estados Unidos más próspero y seguro», ha dicho el senador John Barrasso, quien presidió las sesiones. «Esta plataforma presenta el camino para que América vuelva a ser grande y unida», agregó, haciendo mención al lema de campaña de Trump.
Las declaraciones y el apoyo que le han mostrado los republicanos a Trump eran impensadas hace un año, cuando presentó su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. En ese momento, Trump argumentó su idea de construir «una barrera física» diciendo que la frontera era cruzada diariamente por «delincuentes, violadores y narcotraficantes». En ese momento los líderes republicanos estuvieron totalmente en contra de los dichos de Trump, conocedores de que este excluía al voto hispano.
¿Qué pasó en un año para que el Partido Republicano diera un giro de 180 grados? Que Trump consiguió motivar a millones de votantes que se sentían excluidos por la política, que pasó a ser un candidato real a la Casa Blanca y que dejó en el camino a los favoritos de la cúpula republicana, Marco Rubio y Ted Cruz, que nunca lograron convencer a la mayoría.
En un año, Donald Trump pasó de ser un chiste a tener el Salón Oval de la Casa Blanca a una elección de distancia.
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