Las imágenes de la policía sueca sobre el bunker donde un médico mantuvo cautiva a una joven de 30 años durante casi una semana muestran un habitáculo escasamente amueblado pero con lo básico para subsistir. Un hombre de 38 años ha sido acusado de secuestrar, drogar y violar a la victima de 30 en Suecia.
El nombre del médico no se ha facilitado, pero durante seis días ha intentado mantener sedada por medio de drogas a la secuestrada en un bunker aislado en su granja familiar de Skane.
La policía ha descubierto restos de fresas con droga, condones usados, jeringuillas y un arma escondida en el bunker. Además, dos mascaras de silicona usadas por el médico para que la víctima no lo reconociera a pesar de tenerla la mayor parte del tiempo drogada.
El acusado había construido el bunker en la granja familiar hace cinco años, con muros de hormigón de 32 centímetros, dobles puertas y muchas cerraduras para evitar que salieran los sonidos desde dentro
La desaparición de la joven llegó a su fin cuando el médico la llevó a una estación de policía de Estocolmo en septiembre, porque se dio cuenta que las autoridades policiales habían puesto en marcha un operativo de búsqueda.
Él le dijo a la policía que ella estaba bien, pero los agentes sospecharon de su comportamiento errático y la interrogaron. Fue cuando la joven les dijo lo que había pasado y el sospechoso fue arrestado ese mismo día.
La habían secuestrado en su casa en el centro de Estocolmo y fue llevada directamente a la granja que está rodeada de un denso bosque. El médico ha admitido que secuestró a la víctima, pero niega haberla violado.
El ataque recuerda a los crímenes de Josef Fritzl que encerró a su hija en un bunker en Austria durante décadas y fue sentenciado a cadena perpetua en un hospital psiquiátrico en el 2009.
PUB/IAM