Problemas personales, los efectos físicos de la lucha contra el cáncer que padeció y complicaciones económicas formaron parte del escenario que precedió a la muerte del ex futbolista y comentarista deportivo Eduardo Bonvallet, ocurrida el pasado 18 de septiembre.
Una serie de factores que el reportaje de la revista “Sábado” de “El Mercurio” reunió para armar los últimos dos meses de la vida del “gurú”, cuyo deceso causó conmoción en distintos ámbitos.
Según la información del día de su muerte, Bonvallet se quitó la vida en la cocina de la habitación que ocupaba en el hotel Los Nogales, en Providencia, propiedad del empresario Miguel Nasur, amigo del comunicador.
Uno de los problemas físicos que experimentaba en esos días fue la pérdida progresiva de sus dientes, provocada por la qumioterapia que recibió por el cáncer gástrico que se le detectó en 2011.
“Estaba cansado de eso. En su mente no quería verse como un viejo derrotado, sin dientes”, relató su hijo Jean Pierre.
A esto se suman las consecuencias de la dura separación de María Victoria Laymuns, quien fue su tercera esposa.
“Es falso que Eduardo no pudiera ver a sus hijos. Y me ha traído problemas, amenazas de sus fanáticos. Es una cobardía machista siquiera insinuarlo”, afirmó Laymuns.
Los problemas económicos, relacionados con la separación también fueron un tema para Bonvallet según el reportaje.
Pero dos semanas antes ya mostraba un comportamiento errático que generó preocupación entre sus cercanos.
Diez días antes de su deceso, fue encontrado en su habitación por uno de sus colaboradores en La Clave: el ex jugador mostraba cortes en las muñecas.
Otro indicio fueron los crípticos mensajes que escribía en la red social Twitter, y las alusiones a su vida personal y sus sentimientos durante sus intervenciones al aire en Radio La Clave, donde trabajaba. En una de ellas llamó a los oyentes a que comenzaran un libro sobre él.
“Yo escribo el último capítulo: se va a llamar ‘me arrancaron el alma’, declaró.
PUB/NL
