Han pasado cinco años, no es tanto. O sea, sí, es harto tiempo, porque nuestros cracks ya están un lustro más viejos y nunca podemos tenerlos a todos juntos en la «Roja», por una razón u otra, pero tampoco es como para compararlo con Corea/Japón 2002.
Tampoco es comparable, porque la camada de Francia ‘98 está a años luz de la “Generación Dorada”, sacando a “Bam Bam” y al “Matador”. Por eso mismo, quienes encabezaron la debacle que estamos viviendo son todavía más responsables.
Partiendo por Salah. Ya lo he escrito varias veces: el amante de los proyectos a largo plazo, con los que siempre se llenaba la boca, es el principal culpable del momento actual, por cortar justamente el proceso más exitoso de nuestra historia.
En sus manos tuvo la decisión de seguir con el estilo probado, ése que nos llevó por fin a la gloria y a ser respetados en todo el mundo, por ser ofensivos y no tenerle miedo a nadie. Pero no, optó por Pizzi, quien se dedicó a aprovechar los últimos estertores del trabajo hecho por Bielsa y Sampaoli, y después fue igual a Rusia 2018 con Arabia Saudita, no olvidarlo.
“Don Arturo” intentó enmendar el rumbo con Rueda, de currículum irrefutable, aunque también con una línea de juego totalmente distinta, quien asumió con un camarín quebrado, se puso en contra al medio y nos acaba de dar una paliza con Colombia. Punto aparte, debería estar prohibido que un DT se pase a un rival directo, por lo menos en las mismas Eliminatorias.
Así, llegamos a Milad, que contrató por sus contactos a Cagigao, a quien parece que le han cortado el teléfono. Por lo menos tres técnicos le dijeron que no a la «Roja», no supo negociar con los ingleses, el “gringo” lo dejó en ridículo y acá estamos con Lasarte, el entrenador que estaba a la mano y que mandó a 10 jugadores a “defender” en Barranquilla, y que sigue apelando a rescatar el puntito afuera, como el equipo chico que éramos antes del “Loco”.