Corren 81 minutos del partido entre Chile y Ecuador, por la primera fecha del hexagonal final del Sudamericano Sub 17 que se desarrolla en Perú. Luis Rojas se saca a un rival de encima, mete una bicicleta corta y habilita con un pase bombeado a Alexander Aravena, quien decreta el único gol para un triunfo valiosísimo.
En la fase de grupos, el habilitador ya había dado varias muestras de su talento, como ante Venezuela, cuando con una pisadita dejó en el camino a un oponente para definir cruzado, duelo en el que también asistió con un globito a Gonzalo Tapia para el 3-0 definitivo. O dos días después contra Bolivia, cuando le metió un pase-gol a David Tati en una jugada preparada y luego decretó el 4-0 con un cabezazo.
Y en el hexagonal continuó su brillantez, especialmente en el duelo que nos clasificó al Mundial ante Uruguay, con un tanto de categoría, definiendo como un atacante veterano.
El talentoso volante de Universidad de Chile asiste y llega a la red, a ras de piso o por arriba, por lo que ha llamado la atención del público nacional. No así en el Centro Deportivo Azul, donde lo tienen todos los días.
“No nos sorprende su calidad, porque siempre la está mostrando y es uno de los que tiene mucha proyección”, cuenta Marcelo Jara, entrenador de la categoría sub 17 en el club laico. “Aparte de la potencia física que tiene, la conjuga bien con sus habilidades técnicas. Eso hace que sea muy desequilibrante. Ahora está en ese proceso de cada vez jugar mejor colectivamente, que es una parte importante dentro de la formación. Va entendiendo el juego, con esos pases que lo hacen tener una visión más global del campo”, complementa.
El ex delantero advierte que, incluso, todavía no se ha observado todo el potencial de su joya. “Está por mostrar cosas que no se las han visto, porque en esta selección está jugando con pases, pero su mejor característica es el desequilibro cerca del área, la potencia y la calidad para definir. Es inusual ver un jugador así”, avisa.
Con el número “20” en su espalda, el futbolista de 17 años hace recordar a un Príncipe de nombre Charles que deslumbró con la U en el pecho, aunque con matices de un Mago llamado Jorge, del archirrival. “Es muy particular su juego, sus características no las había visto mucho en otros jugadores. Uno puede hacer el ejercicio mental y, en ese aspecto, tiene cosas de Aránguiz, a veces también de la genialidad de Valdivia, pero me cuesta, porque ellos no son tan potentes como él”, cierra el formador.