Me acuerdo que en ese momento me reí para adentro, fue como un déjà vu, porque ese discurso ya lo había escuchado varias veces. Católica acababa de ganar el primer bicampeonato de su historia y en su ronda de entrevistas triunfales, Juan Tagle le decía a El Gráfico “tenemos que ir a pelear la Libertadores” y “buscamos tener un período de preeminencia en el fútbol chileno”.
Desde entonces, lo único que ha hecho Cruzados es despotenciar el plantel. Contemos: Castillo, Noir, Kalinski, Maripán y Parot, los cinco titulares indiscutidos, dejaron San Carlos.
Por eso, cuando todos le pegan en el piso a Mario Salas, me pongo en su lugar y me lo imagino diciendo, sin poder hacerlo públicamente, “¿pero qué quieren que haga?”. Cualquier equipo al que le desarman la mitad de la base necesita un tiempo para rearmarse, pero parece que la dirigencia de la UC no entiende que los torneos son de 15 fechas y ya regalaste más de un cuarto.
¿Qué culpa tiene el técnico si reflota la carrera del Nico, el bigoleador se va y lo reemplazan por un Silva que ni se acercaba a su promedio de gol, como se advirtió a principios de marzo en este espacio? ¿Qué responsabilidad le cabe si avisó que en el semestre pasado urgía un defensa central, no se lo trajeron y eso terminó costando caro en la Copa por lesiones y suspensiones? ¿Qué puede hacer si luego de haber resucitado a un lateral izquierdo que estaba en Huachipato, se lo sacan y debe poner a Cordero, que tiene menos marca que camiseta pirata?
Sí, el DT ha cometido muchos errores -futbolísticos y debatibles-, pero quizá el mayor de ellos sea la falta de carácter para plantarse frente a su jefe y exigirle actuar acorde a sus dichos. Los dirigentes se llenan la boca hablando de proyectos a largo plazo, pero a la primera oferta más o menos tentadora (¿Parot vale sólo 500.000 dólares en un mercado inflado como el actual?), se va un titular y vamos apostando a que el sustituto esté a la altura.
Tal como en las últimos campeonatos, donde por lo general el arranque ha sido para el olvido, los hinchas de la Franja tendrán que acostumbrarse al “lucharemos hasta el final” del Comandante, esperando que se caigan nuevamente los otros 15 equipos para no quedarse fuera de la pelea temprano.
Un “detalle”: en una entrevista reciente a Tagle en este medio, indicó que “la misión es romper esa imagen de club sólo de la élite”. ¿Cuánto cuesta una entrada para el Museo Cruzado? $7.900. ¿Y para el de Colo Colo? $4.000. Me parece que en este último hay bastante más que ver.