Los incendios que han afectado a la zona centro sur de Chile durante este verano dejan una imagen de desolación en los campos quemados, las casas destruidas y perdidas humanas que han impactado tanto en nuestro propio país como en el extranjero, encontrando una respuesta solidaria con donaciones para poder reconstruir los lugares arrasados por las llamas y de las que la hípica no quiso quedar al margen.
La ayuda fue recibida con satisfacción por los damnificados que ven en las donaciones una oportunidad de resurgir, sin embargo, en las zonas afectadas quedan indefensos otros grandes afectados: los animales, que sin posibilidad de recuperarse o de poder alimentarse en terrenos desolados terminaron encontrando la muerte.
Eso hasta que concientes de la cruda realidad, voluntarios ligados a la actividad partieron desde los hipódromos de la capital a ayudar con sus conocimientos y los aportes reunidos especialmente para recuperar a los caballos que no pudieron escapar de los incendios.
Mientras los fanáticos hípicos, entre risas y gritos, gozaban del triunfo de «Full of Luck» en El Derby, una delegación de voluntarios se subían, en silencio, al camión del Haras Mocito Guapo, que iba cargado de comida e insumos para tratar de salvar a los los caballos que no pudieron escapar de las voraces llamas. Gracias a la gestión de Francisca Cortés (hija de Teresa Solari) y Carmen Gloria Palacios, se inició un largo recorrido que terminó en la ciudad de Constitución, donde veterinarios y preparadores se impactaron de la cruda realidad del lugar.
La veterinaria Catalina Guasch fue una de las personas que se puso el overol para ir en ayuda de los equinos de la zona y la realidad a la que se vio enfrentada el pasado domingo fue impactante: «Fue bien triste, estaban los bosques quemados, casas arrasadas con gente afuera pidiendo alimento para su animales. Al llegar a Nirivilo, cerca del hospital veterinario de emergencia de Constitución, nos dimos cuenta que estaba todo bien organizado. La coordinación funcionó perfecto en la formación del hospital de campaña que dividió su tarea en las áreas de animales menores, equinos y vacas», cuenta de la distribución de recursos con los caballos como su especialidad, tras años trabajando en el Haras Cordillera.
La llegada del camión hípico trajo esperanza a los dueños que no se podían hacer cargo de sus animales y que al principio morían sin recibir un tratamiento adecuado: «Hubo hartos animales muertos y a este hospital llegaron los que estaban en estado grave, una especie de UTI . Allí estaban en tratamiento intensivo con fisioterapia, con limpieza continúa de las heridas y quemaduras, alimentación con suero y glucosa. Está muy bien organizado, hay muchos veterinarios que están en la zona totalmente de forma voluntaria. El camión llegó lleno de fardos e insumos y se quedó allá como ambulancia, moviendo los ejemplares de un lado a otro para su recuperación», relata.
Guasch quedó admirada del trabajo que realizan los voluntarios, encabezados por otra mujer,la doctora Paola Pfeiffer, encargada del hospital de campaña, y se ilusiona con poder lograr salvar los ejemplares y continuar su recuperación: «Hay algunos que no se van a recuperar, otros quedaron en terapia intensiva y otros que no van a vivir. Lo que queremos ahora es apadrinarlos, que este trabajo no se pierda. Hay rotación, cómo todos, trabajamos y es difícil mantenerse allá, pero es un buen sistema organizado por el Colegio Veterinario y privados» cuenta orgullosa del trabajo realizado.
Pese a que los focos de incendios ya se han controlado en la mayoría del país, la solidaridad todavía es necesaria y los caballos de la zona tienen asegurado un tratamiento de primer nivel para volver a galopar libremente. El carro hípico seguirá dando vueltas por la zona trayendo ayuda y dejando sonrisas en una zona maltratada por las tragedias pero que poco a poco vuelve a tomar el tranco como los caballos que ahí se recuperan.
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