Por un par de horas y con un grupo de policías fuertemente armado, se desarrolló en escocía un operativo para capturar a un tigre que asechaba a los animales de una granja.
El dueño de casa, Bruce Grubb, de 24 años, vio al animal cerca del establo y llamó a los uniformados para que lo ayudaran.
Una vez en el lugar los efectivos se mantuvieron dentro de sus patrullas para determinar que hacer y como enfrentar la emergencia.
Sin embargo, con el paso de los minutos, notaron que el animal -que permanecía recostado- no se movía, por lo que comenzaron a sospechar su estaba vivo.
El dueño de la granja, decidió acercase y cuando estuvo a un paso del tigre notó que el felino no era otra cosa que un animal de peluche.
“Temí que se fuera a comer todas mis vacas antes que la policía lograra dispararle”, dijo el dueño de la propiedad.
Según reproduce el medio inglés The Sun, Grubb se sintió “muy avergonzado” por haber llamado a la policía aunque reconoció que se sintió muy asustado porque nunca dudó que fuera real.