Este lunes, Don Francisco visitó la transmisión especial de Bienvenidos para hablar de la actual crisis que atraviesa el país. En conversación con Tonka Tomicic, Martín Cárcamo, Raquel Argandoña y los panelistas presentes, el ex animador de Sábado Gigante no aguantó y rompió en llanto al referirse a este tema.
Mientras hablaba de los saqueos y los incendios en el Metro, el presentador de TV se quebró. «Yo lo digo por la gran familia chilena. Yo conozco a la familia chilena. Me duele…», sostuvo. «Busquemos un arreglo. Y no nos olvidemos después del arreglo, de lo que quedó pendiente», agregó.
«No tengo la solución ni tampoco la expertise de mucha de las personas que están en este panel. Yo he sido solamente un comunicador que ha buscado, en el tiempo, y estoy en la última etapa de mi vida, de buscar y aglutinar a la gente frente a una idea», señaló.
Luego, continuó: «Una idea que no soluciona ningún problema más que a un porcentaje de la población, que podría ser la población discapacitada. Y estoy muy agradecido y orgulloso que me hayan dado la oportunidad de trabajar en eso. Hoy día me sentiría muy orgulloso de poder llegar al alma de la gente para que esto se detenga. Eso es todo».
También se refirió a las demandas sociales. «No hay nada perfecto. Nunca va a ser el auge perfecto, nunca van a ser las pensiones perfectas. Pero tiene que haber un camino que vaya perfeccionando, que la gente vea que va en ese sentido, que lo sienta. Y para eso siento, un jueves era un Chile, de viernes para adelante es otro Chile. Y para ese otro Chile todos tienen que sacarse los pajaritos de su cabeza, todos los que tenían mucha cosas y escucharse entre todos», aseguró.
«Van a tener que deponer muchas de las posiciones de todos lados. Pero van a encontrar un acuerdo que no es perfecto. Pero en ese esfuerzo la gente va a sentir la satisfacción de que hay un mañana, de que hay algo que para mañana es mejor», añadió.
Además, relató que el viernes, cuando comenzaron las protestas, vivió un día especial. «Yo anduve en la calle, como a las tres y media de la tarde, cuatro y media de la tarde, no me acuerdo. Y mientras iba avanzando veía que se iba cerrando una línea del Metro, otra línea del Metro, buses que no andaban, y la gente caminaba y no sabía dónde caminaba, con rabia, pero al mismo tiempo desorientados. No sabían qué hacer. No sabían cómo llegar a su casa por una cosa que nos sorprendió en la mitad del día.
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