La producción que empalmó su estreno con la recta final de “El Camionero” comenzó presentando rápidamente los conflictos centrales de una historia que, a todas luces, es un retrato del Chile actual en que la inmigración ha crecido y con ello también los prejuicios y la discriminación.
Angela Vicario (Minotta) es una doctora colombiana que se viene a nuestro país junto a su hijo para empezar una nueva vida. Instalada en el barrio Yungay, convive con otros inmigrantes que también intentan abrirse camino en suelo nacional y con su tosco vecino Pedro Watson (Braun), el dueño de un negocio de barrio que vive amargado desde que su esposa lo dejó.
Aunque el “gringo”, como le dicen al rol de Braun, mira con recelo a la vecina extranjera, ella decide ayudarlo a recuperar a su mujer (personaje interpretado por María José Illanes), luego que ésta le solicite el divorcio para casarse con su nueva pareja.
De golpe y porrazo, Angela comienza a hacerse pasar por la polola de Pedro y provoca la ira de la ex esposa, generando divertidas situaciones.
Mientras la amistad entre ambos crece, la protagonista se ve enfrentada a distintas situaciones incómodas producto de su calidad de inmigrante. Lo mismo ocurre con James (Lucas Mosquera), quien llega a pedir trabajo a la barbería del barrio Yungay y se encuentra con un jefe que tampoco quiere mucho a los extranjeros y que incluso le paga poco porque asegura que merecen menos sueldo que un chileno.
Las situaciones de discriminación fueron parte importante de este primer capítulo, al igual que la presentación de los conflictos amorosos que protagonizarán la historia que apuesta por elevar la sintonía de TVN en la franja de las 20 horas, más aún considerando que durante las últimas semanas “Ambar” de Mega vio disminuido su rating hasta quedar sólo dos dígitos arriba de “El Camionero”.