Para los adversarios del gobierno de Nicolás Maduro fue una mala noticia.
El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), invitó al mandatario venezolano a su acto de toma de posesión realizado el sábado pasado, rompiendo así con los esfuerzos de aislamiento diplomático que desde hace tiempo llevan adelante varios países del continente con el fin de forzar a Maduro a buscar una salida negociada a la crisis en Venezuela.
Ni las peticiones de los parlamentarios de oposición mexicana ni los llamamientos de una veintena de expresidentes de Iberoamérica lograron persuadir al nuevo gobierno de México a retirar la invitación a Maduro, quien terminó viajando a la toma de posesión aunque no acudió a los actos en el Congreso de México, donde la mención de su nombre fue seguida de un coro de legisladores del PAN que gritaban "dictador, dictador".
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El gobernante de Venezuela acudió directamente a la recepción oficial sin pasar por el Congreso. Luego divulgó en su cuenta de Twitter varias fotografías suyas junto al nuevo mandatario mexicano.
La invitación a Maduro marca un cambio de orientación de la política exterior de México hacia Venezuela, cuya crisis es considerada por muchos analistas como la más grave que vive el continente americano en la actualidad.
BBC Mundo te cuenta qué implicaciones puede tener este giro dado por López Obrador.
"Menos presión"
Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington, considera que la llegada de AMLO al poder derivará en un cambio sustancial de la política de México hacia Venezuela.