Digamos que tienes una startup y llega el día soñado en que una gran cadena de supermercados te da la oportunidad de poner tu producto en las estanterías.
Te pones feliz, nervioso, acelerado y piensas. ¿Qué puedes hacer para que tu producto se venda?
Tres amigos británicos que enfrentaron esa disyuntiva decidieron que por ningún motivo iban a perder la oportunidad e pusieron en marcha una trampa. Digamos que se dieron "un primer empujón", según como se mire.
"Estábamos conscientes de que si los batidos se vendían bien, los iban a poner en más tiendas. Pero si no se vendían bien, todo habría llegado a su fin incluso antes de que hubiésemos partido", dice Richard Reed, uno de los cofundadores de la empresa junto a Adam Balon y Jon Wrigh.
"Entonces teníamos que asegurarnos de que los batidos se vendieran y la única forma de garantizarlo era que compráramos nuestros propios productos".