El suicidio en plena lectura de su condena como criminal de guerra del general bosnio croata Slobodan Praljak causó conmoción mundial.
Pero el suyo no es el primer caso de presos que se quitan la vida bajo custodia de la corte internacional establecida en La Haya por la ONU para enjuiciar las graves violaciones contra la humanidad cometidas en las guerras de la antigua Yugoslavia.
Como hicieran muchos de los jerarcas nazis juzgados en Nuremberg al concluir la Segunda Guerra Mundial, dos de los condenados por sus crímenes en el conflicto de los Balcanes prefirieron la muerte al precio del castigo por los delitos de los que se les culpó.
Fueron Milan Babic y Slavko Dokmanovic.
Milan Babic
Condenado en 2004 a 13 años de prisión por "crímenes de guerra" y "contra la humanidad", Babic fue el presidente de la autoproclamada República Serbia de Krajina, entidad creada por los serbios de Croacia para no quedar bajo control de la Croacia independiente.