Le llamamos SPAM a todo intento de comunicación constante que alcanza el punto de la molestia en los usuarios de dispositivos electrónicos. Llegan por medio de promociones engañosas de productos y en general suelen estar relacionadas con estafas. Aparecen en correos electrónicos no deseados, SMS, llamadas telefónicas y hasta mensajes de WhatsApp.
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La gente de Gmail dedicó una casilla para separar estos correos del resto, en la que puedes ingresar y confirmar definitivamente que un correo sea SPAM o corregir que no lo sea, en caso de que se trate de una comunicación genuina.
Hay aplicaciones específicas para bloquear las llamadas que sean SPAM, e incluso hay gobiernos que por medio de sus direcciones de tecnología crearon programas en los que te puedes apuntar para que tu número no sea molestado más nunca por las compañías que hacen campañas de ofrecimientos de nuevos productos.
Eso nos deja algo claro: SPAM es una especie de sinónimo moderno de molesto, fastidio o cualquier expresión negativa que se te pueda ocurrir.
¿Realmente es un término de la actualidad? El origen de la palabra se remonta a 1937, una época en la que las computadora, al menos en el estado en el que las conocemos, estaban muy lejos de existir.
El origen de la palabra SPAM
De acuerdo con una reseña que hace el escritor Iván Fernández, SPAM es el acrónimo de Shoulder of Pork And haM (paleta de cerdo y jamón), término que se utilizó para nombrar a un producto de carne enlatada, comercializado por la empresa Hormel Foods, en 1937.
Este enlatado fue uno los productos más importantes, ya que al tratarse de un alimento no perecedero sirvió de comida para los soldados en la Segunda Guerra Mundial. Después de eso se siguió fabricando y alcanzó una popularidad tan grande que estaba prácticamente en todos lados.
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Iván Fernández recuerda en un hilo de X que en 1970 el grupo de humoristas Monty Python hicieron una secuencia de comedia que se desarrollaban en un restaurante en el que era imposible pedir un plato que no tuviese SPAM. Se burlaban de que al ser un producto tan repetitivo se volvía molesto y la gente comenzó a relacionar el término con las cosas fastidiosas.
“Cuando Internet se popularizó, alguien se acordó de aquel sketch de los Monty Python y decidió calificar al correo no deseado o correo basura como SPAM”, reseñó el escritor citado.