En el espacio, donde no hay atmósfera, ni estaciones de servicio, ni margen para errores, incluso los neumáticos deben reinventarse. La historia de la exploración fuera de la Tierra no se entiende sin el avance paralelo de tecnologías de rodado que han permitido que rovers y astronautas se desplacen por superficies tan hostiles como la de la Luna o Marte. Hoy, Bridgestone escribe un nuevo capítulo con una propuesta que elimina el aire… pero multiplica las posibilidades.
El neumático Air Free de Bridgestone: innovación sin aire
Bridgestone ha desarrollado el Air Free Concept, un neumático sin aire que utiliza una estructura de radios de resina termoplástica para soportar el peso del vehículo. De acuerdo a Bridgestone, esta tecnología elimina el riesgo de pinchazos y reduce el mantenimiento, ofreciendo una solución más sostenible y eficiente para la movilidad terrestre y espacial.
En 2024, Bridgestone presentó una versión mejorada de este neumático en el Space Symposium de Colorado Springs, incorporando radios metálicos delgados y una estructura dividida en segmentos para adaptarse a las condiciones extremas de la superficie lunar. Inspirado en las almohadillas de los camellos, el diseño mejora la tracción sobre el regolito lunar.
Colaboración con Astrobotic: hacia la Luna
Bridgestone trabaja junto a Astrobotic, empresa especializada en robótica lunar, para desarrollar neumáticos para vehículos de exploración lunar dentro del programa Artemis de la NASA. Las pruebas simulan la resistencia ante impactos, fricción extrema y variaciones de temperatura que van de los -170 a los +130 °C.
El Air Free fue distinguido con el “2024 Edison Award” en la categoría “Aerospace Innovation”, destacando su potencial no solo para misiones espaciales, sino también para aplicaciones terrestres como bicicletas, sillas de ruedas y vehículos de reparto urbano. Además, ganó el premio al “Concepto del Neumático del Año” concedido por Tire Technology International.
Historia de los neumáticos en la exploración espacial
Apollo 15: las primeras ruedas en la Luna
En 1971, la misión Apollo 15 introdujo el Lunar Roving Vehicle (LRV), equipado con ruedas de malla metálica tejida y chevrones de titanio para mejorar la tracción en la superficie lunar. Estas ruedas, diseñadas por Boeing, permitieron a los astronautas explorar áreas más amplias del satélite.
NASA y Goodyear: neumáticos de muelles para Marte
La NASA, en colaboración con Goodyear, desarrolló el “Spring Tire”, un neumático sin aire compuesto por 800 muelles de acero entrelazados. Este diseño permite soportar cargas más pesadas y adaptarse mejor a terrenos irregulares, siendo ideal para las misiones en Marte. En 2010, este neumático fue reconocido con el premio R&D 100 por su innovación.
Para Marte, la historia es aún más desafiante. El rover Sojourner (1997) usó ruedas de aluminio con banda de rodadura en acero. Spirit y Opportunity (2004) emplearon ruedas de aluminio con gajos para mejorar la tracción. Pero fue con el Curiosity (2012) que se evidenciaron limitaciones: sus ruedas comenzaron a mostrar roturas tras recorrer varios kilómetros sobre terreno rocoso.
Aleaciones con memoria de forma: el futuro de la exploración
Como respuesta, la NASA y Goodyear desarrollaron llantas hechas con aleaciones con memoria de forma (SMA), capaces de deformarse y recuperar su forma original sin desgaste. Esta tecnología fue aplicada al rover Perseverance (2021), cuyas ruedas tienen un diseño más robusto, con radios flexibles y gajos más altos para evitar daños.
La evolución ha sido crucial para mantener la movilidad de estos laboratorios rodantes en planetas donde una rueda averiada puede costar años de misión.