El mercado chino de vehículos eléctricos (VE) está experimentando una expansión sin precedentes. En 2024, se registró el lanzamiento de 110 nuevos modelos de VE e híbridos enchufables. Estos se sumarán a los casi 400 modelos de “nueva energía” ya disponibles en los concesionarios chinos, según datos de la industria. En contraste, en Estados Unidos había poco más de 50 modelos de VE en el mercado el año pasado.
Esta proliferación de modelos ha intensificado la competencia, llevando a una reducción de precios que, aunque beneficia a los consumidores, plantea desafíos para la rentabilidad de los fabricantes. Empresas líderes como BYD han implementado recortes significativos en los precios de sus modelos más populares. Por ejemplo, BYD ha reducido en más de un 9% el precio de tres de sus modelos más vendidos en China en lo que va del año.
Innovación y reducción de tiempos de desarrollo
La feroz competencia ha obligado a los fabricantes chinos a acelerar sus procesos de desarrollo. Empresas como BYD han logrado reducir el tiempo de desarrollo de nuevos modelos a 18 meses, en comparación con los tres años o más que solía tomar anteriormente. Esta rapidez permite a las compañías introducir vehículos con tecnologías avanzadas y características innovadoras a un ritmo que sus competidores extranjeros encuentran difícil de igualar.
David Li, CEO de Hesai, una de las principales proveedoras de sensores Lidar para vehículos autónomos, destaca que la velocidad del mercado chino permite reducir costos sin sacrificar calidad. Hesai ha desarrollado una nueva unidad Lidar a la mitad del precio de su modelo más popular, ya utilizada por marcas como Li Auto y Xiaomi.
Nuevos actores y diversificación del mercado
El atractivo del mercado de VE en China ha captado la atención de empresas de otros sectores. Gigantes tecnológicos como Huawei y Xiaomi han incursionado en la industria automotriz, estableciendo alianzas con fabricantes tradicionales que cuentan con capacidad de producción disponible. Xiaomi, por ejemplo, ha generado gran expectación con el lanzamiento del SU7, un sedán con un diseño similar al Porsche, al punto de ser apodado “Baoshimi” por la combinación de ambos nombres en chino. La compañía espera vender 100.000 unidades de este modelo en su primer año.
Fabricantes tradicionales como Dongfeng también están introduciendo nuevos modelos eléctricos, como el eπ-007, un sedán con características similares al Tesla Model 3, pero con un precio casi 10.000 dólares inferior. Para destacar su tecnología, la empresa ha promocionado su batería con pruebas extremas, incluyendo disparos de un AK-47 y pruebas de inmersión en agua por 24 horas.
Exportaciones y expansión internacional
Ante la saturación del mercado interno y la presión sobre los márgenes de beneficio, los fabricantes chinos están intensificando sus esfuerzos de exportación. BYD, por ejemplo, ha enviado un carguero con 9.200 vehículos eléctricos hacia Europa, evidenciando su estrategia de expansión internacional. Este movimiento no solo busca aliviar la sobrecapacidad doméstica, sino también consolidar la presencia de las marcas chinas en mercados extranjeros.
Por otro lado, empresas como Launch Design buscan facilitar la entrada de nuevas marcas al sector. Su fundador, Wang Xun, asegura que están desarrollando plataformas modulares para reducir costos y tiempos de producción, permitiendo a marcas emergentes lanzar modelos sin inversiones multimillonarias en infraestructura. La compañía, que ha trabajado con varias marcas de VE en China, también ha iniciado conversaciones con posibles socios en mercados en desarrollo.
Perspectivas y desafíos futuros
Si bien la rápida expansión y la feroz competencia han impulsado la innovación y han beneficiado a los consumidores con precios más bajos, también han generado preocupaciones sobre la sostenibilidad financiera de los fabricantes. Ralf Brandstaetter, jefe de Volkswagen China, ha calificado la situación como “insostenible”, advirtiendo que muchas empresas están operando con pérdidas sin una garantía de recuperación.
Analistas del sector anticipan una eventual consolidación del mercado, donde solo las empresas más eficientes y con propuestas de valor sólidas lograrán sobrevivir. La capacidad de adaptarse rápidamente a las demandas del mercado y mantener una ventaja tecnológica será crucial en este entorno altamente competitivo.