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El Shilovsky Gyrocar: El vehículo más extraño de todos los tiempos

Descubre la fascinante historia del Shilovsky Gyrocar, un híbrido entre motocicleta y automóvil que revolucionó el diseño de vehículos en el siglo XX.

La historia de los automóviles está llena de vehículos experimentales raros, pero el que se lleva la medalla de oro en esa materia es el Shilovsky Gyrocar, un vehículo que combinaba elementos de motocicleta y automóvil de un modo que a Julio Verne le habría permitido escribir una novela y el guion de una película (si hubieran existido en su tiempo, claro). ¿Qué hacía tan especial a este vehículo, y logró alguna vez ser aceptado por el público?

Un coche de dos ruedas revolucionario

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La primera aparición del término “gyrocar” se produjo en un relato de ficción de 1911 titulado “Dos niños en un Gyrocar: La historia de una carrera de motor de Nueva York a París” (publicación que se puede bajar desde aquí, en inglés), de Kenneth Brown y Wallace Goldsmith. Pero esa fue solo la referencia del nombre del vehículo al que nos referimos en esta nota. La clave, en todo caso, es que, a diferencia de una bicicleta o una moto, este auto de dos ruedas se mantenía estable gracias a un giroscopio, en lugar de depender de una tercera rueda para equilibrarse.

El primer prototipo real fue encargado en 1912 por el aristócrata ruso Pyotr Shilovsky. Como miembro de la realeza rusa, disponía de los recursos necesarios para financiar el proyecto. En 1914, el vehículo fue fabricado por la Wolseley Tool and Motorcar Company y presentado al público en Londres.

Tecnología y componentes innovadores

El Shilovsky Gyrocar estaba impulsado por un motor Wolseley C5 modificado, y su estabilidad dependía de dos giroscopios. La dirección funcionaba mediante un sistema de ejes y péndulos, que estabilizaban el vehículo en todo momento. Con un peso de 2,75 toneladas, podía llevar hasta seis pasajeros. Curiosamente, este automóvil no tenía frenos en las ruedas, una característica llamativa para la época.

Un periodista del The New York Times que estuvo presente en la presentación en Londres describió la experiencia: “A las 3 de la tarde, el largo coche con una sola rueda de dirección y un capó aerodinámico llegó a Portman Square a baja velocidad. El inventor estaba sentado junto al conductor, mientras el vehículo realizaba varias vueltas a la plaza, manteniendo siempre un equilibrio perfecto, incluso en las curvas más cerradas”.

El destino final del Shilovsky Gyrocar

Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Shilovsky regresó a Rusia y Wolseley no volvió a tener contacto con él. El Gyrocar fue enterrado hasta que en 1938 fue descubierto en un patio de trenes. Posteriormente, fue restaurado y expuesto en el museo de Wolseley, pero finalmente fue desmantelado en 1948.

Aunque el Shilovsky Gyrocar no llegó a ser popular, inspiró a futuros desarrollos de vehículos basados en giroscopios.

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