Que Volkswagen haya vendido casi seis y medio millones de unidades del Tiguan habla de que la marca alemana dio en el clavo con un SUV que es atractivo en el mercado global. Más si se considera que el modelo tiene sólo 15 años de historia.
En Chile, la situación no es diferente, ya que se han colocado casi nueve mil unidades en el mercado nacional.
Ahora, el fabricante germano presenta la renovación de mitad de vida de la segunda generación del exitoso SUV, que ahora se reacomoda en un portafolio que cuenta con el Taos por abajo y el Atlas por arriba, en términos de tamaño, además de contar con el Nivus y T-Cross en la base de una pirámide que, hoy, representa poco más de un tercio de las ventas de Volkswagen en el exigente mercado chileno.
Ahora, el Tiguan se presenta en formato de tres corridas de asiento y siete plazas, con una actualización estética pero, sobre todo, reforzando el equipamiento y contenido tecnológico, para mantener al modelo como el más importante y exitoso de la marca a nivel mundial, y el SUV más vendido en Europa.
A Chile llega ahora y como siempre desde México. Como novedad, además del formato único de tres corridas, ofreciendo tres niveles de acabado. Y, como consecuencia del volátil mercado, con un salto en los precios, que ahora parten en 27.490.000 pesos, pero con un mucho mayor nivel de equipamiento que aquel que arribó en septiembre de 2017.
Siendo el modelo icónico de la plataforma modular MQB sobre la que se construye, no cambia ni su configuración mecánica con suspensión independiente en las cuatro ruedas ni sus dimensiones, como tampoco sus alternativas motrices, con dos motores TSI, dos transmisiones DSG y opción de tracción delantera o total, con un bloque de 1,4 litros de 150 hp y 250 Nm, caja de seis marchas y tracción simple, y una de dos litros con 220 hp, 350 Nm y transmisión de siete velocidades 4 Motion.
Las novedades estéticas, en el exterior, resaltan con un frontal inspirado en el Golf 8, modelo que está en Chile. La nueva parrilla cuenta con una línea led horizontal en el centro, que se corta con el nuevo logo de la marca. Los parachoques delantero y trasero tienen un diseño más agresivo, e incluyen molduras cromadas, que rodean las entradas de aire -ahora más grandes-, y los nuevos faros de tecnología led de serie, con opción del sistema IQ Matrix en las versiones más altas.
Lateralmente no hay cambios en la silueta, aunque sí debutan nuevas llantas de 18 pulgadas para la versión Comfortline, y de 19 en las Highline y R-Line. En la cola, hay pocos cambios, con un rediseño de los faros y la inclusión del nuevo logo y el nombre del modelo en el portalón, como aspectos más notables.
En le interior, se aprecia un nuevo volante multifunción forrado en cuero, que en la versión R-Line es calefaccionado y cuenta con mandos táctiles. También debuta, de serie, el Digital Cockpit de 10 pulgadas con nuevos gráficos, un cargador inalámbrico, conectividad wireless a Apple CarPlay y Android Auto, y un climatizador de tres zonas rediseñado en sus mandos.
El habitáculo luce nuevas decoraciones, una mejor apreciación de calidad en los materiales, un sistema de iluminación ambiental con 30 opciones de colores, y asientos rediseñados en las versiones más altas están forrados en gamuza (Highline) y cuero (R-Line).
En términos de equipamiento y tecnología es donde más gana este Tiguan. Suma seguridad a través del Volkswagen Control, un sistema de GPS incorporado con corta corriente desde una app, que permite apagar el motor a distancia en caso de robo del vehículo. Eso sí, tiene un costo mensual de activación de unos 7.500 pesos. También destaca el sistema asistencias a la conducción IQ.Drive, con Alerta de Colisión Frontal con Frenado de Emergencia y Detección de Peatones, y Control de Crucero Adaptativo con Stop & Go.
Por ahora, el Tiguan llega con una versión de entrada, 1.4 TSI Comfortline, pasando por la 1.4 TSI Highline, la 2.0 TSI R-Line, y remata con esa misma variante en una Black Edition.
